III

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Quinto verano
...

«Matilda»

El aire comenzaba a enfriarse a medida que el sol se ocultaba. El canto de los grillos lentamente remplazaba la melodiosa sinfonía de las aves. A su vez dos jóvenes subían aquella vieja estructura de madera entre burlas y risas.

-¡Ya, Hyung!~- se quejó Jimin riendo.

-¡Es que debiste ver tú cara!- Yoongi soltó una carcajada al recordarlo.

-¡No es divertido! Ese perro estaba apunto de comerme- Yoongi, Jimin y un par de chicos más habían organizado una salida para pasar la tarde en algún lado del bosque. Todo iba realmente bien hasta que cuando recogieron todo, Jimin y Yoongi se alejaron un poco del resto, pero de inmediato volvieron corriendo con un enorme perro detrás de ellos.

Quienes estaban cerca del auto habían entrado asustados, Yoongi aceleró como pudo su correr y llegó a meterse al auto, sin embargo Jimin no fue tan rápido ya que justo cuando Yoongi entró el vehículo, Eunwoo, quien estaba en el asiento del piloto, colocó seguro en las puertas auto dejando a Jimin afuera.

El más joven como pudo se subió al capo del auto pegándose lo más posible al parabrisas evitando así la mordida del perro.

En su momento fue aterrador para todos, sin embargo después del susto las risas y burlas no faltaron.

-Ugh, tenemos muy mala suerte con los perros, Hyung- Dijo Jimin acercándose a la zona en el granero a la que ellos dos siembre iban. Esta zona estaba en el segundo piso, el tejado de la construcción estaba roto justo en aquel lugar por lo que el pequeño espacio tenía una gran abertura que les permitía colgar sus pies y ver el cielo.

-En definitiva no le agradamos a los perros grandes‐ finalmente ambos llegaron a la abertura y se sentaron mirando el inicio del atardecer.

Después del evento del perro, la reunión de jóvenes había concluido y Yoongi y Jimin habían pedido que los dejaran en aquella granja, y sus amigas por su puesto que no se negaron.

Desde la fiesta de Hyerin el año pasado, Yoongi había empezado a convivir un poco más con los adolescentes del pueblo, todo gracias a Jimin, quien molesto por el abandono de Yoongi en la fiesta no quiso contar aquella salida, cobrnadosela unos días después con una reunión en el lago.

Soprendentemennte para todos Yoongi se había desenvuelto bastante bien entre los chicos, confiado ante la cercanía de Jimin había podido platicar y bromear a gusto con sus compañeros de colegio a los que realmente muy pocas les había hablado para algo más allá de la escuela. Fue cuestión de tiempo para que los chicos comenzaran a invitar a Yoongi a sus salidas ya sea con o sin Jimin y a pesar de que el mayor no se sentía del todo seguro sin su mejor amigo, no pasó mucho para se soltara entre los chicos y pudiera al fin llamarlos amigos.

En un año Yoongi había cambiado demasiado. Si bien seguía siendo aquel joven que disfrutaba de la soledad y su guitarra, ahora era un chico mucho más confiado y habilidoso socialmente.

Ya no temía hablar con la gente ni expresar su opinión y mucho menos sus sentimientos.

Pasaron un rato charlando y bromeando en la orilla de aquella vieja construcción hasta que un cómo y tranquilo silencio los invadió.

Ambos estaban sentados junto al otro y fue Jimin quien se recostó en el regazo de su Hyung y soltó un suspiro.

-¿Sucede algo Jiminie?- preguntó Yoongi- Desde hace tiempo te noto algo extraño.- el menor no respondió por largos segundos, procesado bien lo que iba a decir.

I want to write you a song «𝙔𝙈» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora