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El par de amigos se encontraba por tomar el camión para ir a un parque, era rutina salir de las clases e ir a un parque a des-estresarse. Hoy como los demás días se les hacia tarde para tomar el camión ytenían que llegar lo más pronto a la parada del camiónpara no perderlo
—
¡Apúrate, perderemos el camión! —El de mayor estatura apresuro al más bajito—
—Me duelen las patas wey, esperate—El pelinegro argumento, sentía que sus pies se iban a romper en cualquier momento de tanto correr— Jamás había corrido tanto en mi vida ni cuando los weyes de la otra vez me intentaron asaltar
—¡Menos platica y más movimiento, hombre! Si llegamos más tarde tendremos que esperar otra hora más—
—No es mi culpa que el don del camión sea tan hijo de la chingada y no nos deje subir si llegamos un minuto más tarde—
Los chicos se apresuraron para llegar a tiempo y gracias a Dios lo habían logrado, habían llegado un minuto antes de que el camión se fuera, pagaron su pasaje y se sentaron, hoy no había tanta gente en el transporte por lo que fueron afortunados al encontrar un sitio para sentarse donde tampoco estuvieran tan incómodos. Quackity se hecho una siesta con miedo a que alguien le tomara una foto y la subiera a alguna página de Facebook o de Twitter de cosas tercermundistas mientras que Rubius revisaba su celular y chocaba sus redes sociales para ver que había de nuevo. El camión se detuvo de golpe haciendo que el de gorro chocara con el asiento de enfrente y se despertara mientras maldecía al conductor en voz baja, de todos modos tuvieron que bajar del camión ya que habían llegado a su destino.
—Pinche señor, creo que hasta lo hizo a propósito el cabrón —Dijo el mexicano molesto una vez que el camión se alejo— Ya verá la próxima vez el viejo
—Seguro lo hizo por que estabas manchando la ventana de saliva, debí de haberte tomado una foto—Se burló el más alto del pequeño y empezó a dirigirse al parque—
—No mames Rubius, aquí es donde vienen los crikos, nos van a hacer la de dame la mochila y el celular—Se quejo el mexicano, era verdad que tenia experiencia en el barrio pero meterse a un lugar donde habían puros drogadictos era demasiado para él—Mejor hubiéramos ido al parque de los pípirisnais
—Hasta crees que te dejarían entrar a ese lugar, además, tienes cara de drogadicto seguro piensan que eres de su manada—
—Chingas a toda tu madre—Golpeó el brazo de su amigo con no tanta fuerza—Ya pues, vamos pero si nos agarran nos van a hechar al bote
