9

210 28 3
                                    

Laedeke

Podía sentir la ansiedad de Frank cuando nos detuvimos frente a la mansión de mis abuelos, pero no podía hacer nada al respecto. Solo el tiempo y la confianza pueden hacer eso. Mucha confianza. Sentí como si tuviera un poco de eso desde que Frank aceptó casarse conmigo de verdad, pero sabía que no tenía toda su confianza. Aún no.

La mano de Frank apretó la mía.

—¿Estás seguro de que tenemos que hacer esto?

—Bebé, todo estará bien. Lo prometo. Mis abuelos te van a amar.

—Les dijiste que eras gay, ¿verdad?

—Lo hice.

Frank hizo una mueca.

—¿Cómo se lo tomaron?

—Mejor de lo que imaginaba en realidad. Les preocupaba cómo esto me iba a afectar socialmente y en mi negocio, pero una vez que les aseguré que lo había manejado, me apoyaron mucho.

Los ojos de Frank se abrieron un poco.

—¿De verdad?

—Frank, mis abuelos me aman y solo quieren que sea feliz.

Siempre que la persona con la que estoy me ame y me haga feliz, no les importa qué tipo de accesorios tengan.

—Apuesto a que nunca me esperaron.

—Estarías equivocado. Les dije todo sobre ti. —Sonreí cuando la boca de Frank se abrió. —De hecho, mi abuelo usó algunos de sus contactos para intentar ayudarme a encontrarte.

—¿Tus abuelos saben quién soy? —Frank susurró como si tuviera miedo de hablar más fuerte.

—Eres el hombre que amo, Frank. Por supuesto que saben quién eres.

Frank contuvo el aliento cuando sus ojos se clavaron en los míos.

—¿Me amas?

Sonreí y extendí la mano para envolver mi mano alrededor de la nuca de Frank. Lo acerqué hasta que nuestros labios estuvieron tan cerca que pude sentir su respiración jadeante.

—Te amo mucho, Frank Thanatsaran, y voy a pasar el resto de mi vida demostrándote eso.

—No pensé... —Frank se humedeció los labios. —No pensé que alguna vez te escucharía decir eso.

—Y el hecho de que alguna vez hubo alguna duda en tu mente será siempre mi mayor pesar—. Frank nunca debería dudar de que era amado o que era querido, y esa era una carga que siempre llevaría conmigo. —Prometo que pasaré el resto de mi vida asegurándome de que sepas lo mucho que significas para mí.

Respiré profundamente cuando los ojos de Frank se inundaron de lágrimas. Rápidamente extendí la mano para limpiarlas.

—Oh, no, cariño, no llores.

Maldita sea, no había querido hacerlo llorar.

—Esperé tanto para escucThanatsarane decir eso. Yo era un idiota.

Agarré a Frank y lo acerqué lo más que pude. Cuando el cinturón de seguridad interfirió, lo desabroché y luego cargué a Frank en mis brazos. Presioné su cabeza contra mi garganta y puse mi mano en su cabello.

—Lo siento mucho, Frank. Por favor, créeme. Nunca quise hacerte daño. Estaba tan confundido acerca de lo que quería. Parece estúpido decirlo, pero no fuiste tú, fui yo. Nunca fue sobre ti.

Sentí como si el agujero en mi corazón se hiciera más grande, más profundo. Quería a Frank con cada fibra de mi ser, y se me escapaba de los dedos porque había sido tan estúpido, preocupándome por lo que pensaban los demás en lugar de lo que él pensaba, la persona más importante de mi vida.

O.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora