El despegue

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Vuelo AS 8283, destino Los Ángeles.
Hora del despegue: 06:00 hs.
Mi nombre: Amelia.
El día había comenzado normalmente, pero una leve turbulencia, hizo que todo cambiara.
Les cuento...

Me coloque en la puerta de ingreso del avión para recibir a los pasajeros. Puse mi sonrisa más grande, y comencé a pedir los tickets de abordo para ayudarlos con sus ubicaciones. Tarea sencilla, pero agotadora.
Un hombre con un sobretodo gris y un sombrero negro se acercó, extendiendo la mano para darme su boleto. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, el cual ignore.
Cuando todos los pasajeros estuvieron ubicados y el avión cerrado, se dio la orden de colocarse los cinturones.
Personalmente, realice la inspección de rutina por los pasillos, comprobando que todo se encontrara en su lugar. En ese recorrido, me llamo nuevamente la atención el hombre del sombrero. Estaba tranquilo, aun con su accesorio puesto, incluso con el sobretodo gris.
Iniciamos el despegue a la hora estipulada.
La gente se recostaba en sus asientos, y observaba su pantalla. Era común que demoraran entre cinco y diez minutos en elegir una película.Visualizo que alguien presionó el botón de llamado, me levanto rogando que no sea una emergencia.
No lo era, solo necesitaban un vaso de agua para tomar un medicamento. Vuelvo a mi asiento.
Nuevamente el botón de emergencia, esta vez, de otro pasajero.
Me acerco con una sonrísa.

- ¿En qué le puedo ayudar- le dije. La señora se encontraba angustiada.
- Señorita, mi hija fue al baño y aun no regresa. "
-¿Paso mucho tiempo? - le consultó.
- Veinte minutos aproximadamente- me dijo. Intento mantener la calma.
- No se preocupe, seguro se encuentra bien, deme unos segundo y regreso.

Desconocía el baño al que había concurrido la hija de la señora, por lógica, debería encontrarse en el más cercano, pero no fue así. Golpee la puerta de todos los baños, en ninguno obtuve respuesta. Comencé a preocuparme.
Dí aviso a mi compañera y ambas retomamos la búsqueda. Se acercaba la hora del desayuno y debería estar todo organizado.
Me acerque nuevamente a la señora y le pedí las características de su hija. Me dijo que media 1.50 Mts aproximadamente, morocha, de ojos verdes. Llevaba puesto un saco blanco, jeans azules y zapatillas blancas. Pase los datos a mi compañera y retomamos la búsqueda.
Recorrimos todos los asientos, incluso golpeamos nuevamente la puerta de los baños, pero no obtuvimos respuesta. Algo más llamo mi atención, o no la llamo, mejor dicho, note su ausencia. No había visto al hombre del sombrero. Otra vez, sentí un escalofrío.
Camine rápidamente hacia donde se encontraba la señora.

-¿La encontró? - me pregunto
- Lamentablemente no, ¿Esta segura qué abordo?
- Sí, querida. Como no voy a estarlo- mencionó con voz firme.
-Le voy a pedir nombre y apellido de su hija, por favor.
-Por supuesto, se llama Elizabeth Contreras
- Perfecto, gracias- le dije

Corrí al micrófono y no dude en llamarla.

-Elizabeth Contreras, por favor, acercarse a cabina- No obtuve respuesta. Intente nuevamente- Elizabeth Contreras, necesito que se acerque- dije nerviosa. Sin respuesta.

Los pasajeros comenzaban a inquietarse.
Mi compañera me sugirió, que sirviéramos el desayuno y luego continuáramos. Así lo hicimos. Aproveche el recorrido por los pasillos, para prestar atención. Observe rostro por rostro, y ninguno tenia las características de la persona que buscábamos.
Termine de entregar todas las bandejas del desayuno y me dispuse a acomodar el resto de las cosas. En ese momento, mi corazón dio un vuelco. Nuevamente no había visto al hombre del sombrero. Deje todo como estaba y me encamine a su asiento. Efectivamente, no se encontraba alli.

- Disculpe señora, el hombre del sombrero ¿Sabe dónde se encuentra?- Le consulte a la pasajera, que viajaba en ventanilla.
-¿ Qué hombre? Nadie ocupo el asiento, esta vacío desde que despegamo - me dijo.

Comencé a sentirme mareada, algo no estaba bien. La mujer noto mi preocupación

- Igual, no soy una fuente fiable, me tome un tranquilizante antes de subir y me dormí prácticamente en cuanto aborde - dijo despreocupada.
-Gracias- le dije con voz temblorosa.

Tenía que informar al capitán. Me encamine rápidamente, intentando no trotar, para no alarmar a los pasajeros. A la altura de los baños, escuché un fuerte ruido y todo el avión se estremeció. Las luces se apagaron, las mascaras de oxigeno cayeron y todo a nuestro al rededor se sacudió. Busque con la vista a mi compañera, pero no la encontré. Me sujete de donde pude, llegar a mi asiento, era complicado.
El estomago me daba vueltas. El avión subía y bajaba. Las luces parpadeaban, los pasajeros gritaban y la fuerza para sujetarme, se iba acabando. Una fuerte sacudida, hizo que cerrara mis ojos y los apretara, obligándolos a quedarse cerrados. No quería ver lo que se aproximaba.
En ese momento, todo se detuvo. Sentí que alguien sostenía mi cintura y me obligaba a incorporar. Levanté la vista, y visualice al hombre del sombrero.

- Todo va a estar bien - me dijo.

Una calma me lleno el pecho. Con tranquilidad, observe el avión, y fue como si nada hubiera ocurrido. Los pasajeros seguían con la vista en sus pantallas. Algunos dormían plácidamente. No había señales de turbulencia alguna.

- Le dije, que todo iba a estar bien - reitero el hombre del sombrero.
- Sí, gracias. Por favor, regrese a su asiento - El hombre asintió con la cabeza y se marcho.

Observe nuevamente el avión. Elizabeth Contreras se encontraba al lado de la señora. Me miro y sonrió. Mi compañera se acerco.

- ¿ Estas bien?¿Encontraste a los pasajeros que buscabas?- Me preguntó.
-Creo que sí - le dije, levantando la vista hacia el asiento de la señora. Otra vez, su hija no estaba.

Camine lentamente hacia el asiento correspondiente. Mi paciencia se estaba agotando.

-Disculpe señora, su hija ¿Otra vez se retiro?- dije ofuscada . Me miró confundida.
-¿Mi hija? - pregunto
- Si, su hija - seguía mirándome confusa.
- Me dijo que su hija, había ido al baño y no regreso. Pero recién se encontraba sentada.
-No puede ser, es imposible - dijo

Definitivamente, mis nervios habían tocado fondo.

- Señora, me dijo que Elizabeth Contreras, viajaba con usted y que aun no regresaba del baño - le dije gritando
-Ah sí, Elizabeth es mi hija, pero señorita, ella no va a regresar nunca del baño.

No me gustaba su respuesta. La señora continuo.

- Le digo algo, no se asuste, pero ella falleció hace mucho años, junto con mi esposo. Hubo un atentado en el avión donde ambos viajaban - me dijo con agustia.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.La señora busco su cartera, y extrajo una foto en blanco y negro. El corazón me latió tan fuerte, que cualquiera lo hubiera podía oír. Había una familia de tres, la señora, la chica del asiento, y el hombre del sombrero negro.

-Disculpe si la alarme, a veces cuando vuelo, la memoria me juega una mala pasada. Soy una persona mayor - me dijo.

No estaba seguro si la memoria de la señora estaba bien, pero mi mente y mi cuerpo, estaban seguros, que ese día, Elizabeth Contreras y el señor del sombrero negro, viajaban con nosotros.

Momento de historias brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora