Parte Única

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     En el cumpleaños número dieciocho de Jeon Jungkook, el pastor decidió hacer un evento para atraer más personas al grupo juvenil de la iglesia.

     La aventura consistía en que, la división juvenil de la iglesia se dividiría en pequeños grupos para ir de casa en casa, parques o localidades escolares, leyendo algunos pasajes de la biblia a otros jóvenes, con el fin de introducirlos un poco a la palabra del señor y así, invitarles a unirse a ellos. El grupo de Jungkook contaba con tres personas: el menor de todos y cumpleañero ese día, él, por supuesto. Su mejor amigo de toda la vida y solo seis meses mayor que él, Jung Hoseok. Y, el mayor del grupo por un año, Kim Namjoon, un estudiante de la biblia destacado en la iglesia, quién se había hecho su amigo hace un par de años atrás. Namjoon estaba en un año sabático antes de entrar a la universidad, mientras que Hoseok y Jungkook, estaban en el último año del bachillerato.

     El día anterior, el pastor le asignó sus zonas, quedando reservados para la visita de un instituto escolar que quedaba a unas seis cuadras al sur de la iglesia. Era una zona desconocida, lejos del instituto a diez cuadras al norte de la iglesia, al cual Jungkook asistía.

     Jungkook, se levantó esa soleada mañana con una sonrisa en el rostro, tanto porque era el día de su cumpleaños como por el evento de la iglesia. Sí que era cierto que su cumpleaños le daba algo de vergüenza por el hecho de que, se volvía el centro de atención cuando él nunca lo era y no estaba acostumbrado en absoluto a ello. Sin embargo, había algo de gracia y divinidad en cumplir otro año de vida. Para él, era como si el señor, contento con su trabajo como siervo en la tierra, le diera un pequeño agradecimiento por haber nacido para servirle a su voluntad. Eso le agradaba y le regocijaba de alegría. Por eso, no había mayor forma para él de ser agradecido por otro año más de vida que invitar a otros a unirse a ser más cercanos con Dios.

     Se levantó a las siete en punto, con su madre entrando a su cuarto a cantarle feliz cumpleaños, un pastel en una mano y una bolsa de regalo en la otra. Su padre entró más atrás, con otra bolsa de regalo colgando de él. Jungkook sabía que no debía emocionarse por lo material, pues cuando muriera, nada de eso importaría al no irse con él. Aun así, le emocionaba recibir regalos, había algo emocionante en imaginarse una persona eligiendo algo para él con cariño, tomándose el tiempo para ello.

     Sus padres le cantaron cumpleaños y le felicitaron con un apretón de hombros, sin abrazos, ni besos. No era común en ellos, no eran una familia que manifestaba el amor en actos de contacto físico, en absoluto. Su madre le dio su regalo, un par de camisas blancas de manga larga, con botones hasta el cuello. Sus favoritas, por excelencia, también había un chaleco de lana azul celeste hasta el final de la bolsa, doblado rigurosamente. Era precioso, algo que sin duda alguna su madre escogería. El regalo de su padre, por su parte, fue una corbata de color marfil, sencilla y desapercibida, un regalo que hacía alusión a la persona que hacía el regalo. En la bolsa de su padre, también había un bonito crucifijo de madera. Su anterior crucifijo se había extraviado, así que le venía de maravilla uno nuevo.

     Jungkook agradeció, sopló las velas del pastel y luego, se quedó solo en su habitación. Entró al baño que tenía en su cuarto, se duchó, se lavó los dientes y se colocó sus pantalones de vestir negros, una de las camisas blancas que su madre le regaló, el bonito chaleco azul celeste y la corbata que su padre le dio. Era su cumpleaños, así que tenía un pase libre para usar algo nuevo. Bajó a desayunar, percatándose que sus padres ya se habían ido al trabajo. Cogió el desayuno sobre la mesa y comió en soledad como todos los días. Tres minutos después de terminar, la puerta sonó y Namjoon junto a Hoseok, estaban frente a la puerta de su casa, dos regalos en mano y un pastel pequeño. Jungkook sonrió, Namjoon le dio un apretón de manos rápido de felicitaciones, mientras que Hoseok, le dio un breve, pero cálido abrazo. Era el más cercano a él en todo el universo y esa demostración de afecto físico, era lo máximo que había recibido.

HIERBA O BAUTIZO 本 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora