CAPÍTULO 3.

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Mordí mis labios mientras mis dedos apretaban las sábanas con fuerza, la mañana había llegado y que mejor forma de despertar que con una buena follada para darle la bienvenida al día, Jungkook estaba detrás mío acostado, sosteniendo una pierna mía en el aire mientras entraba rápidamente, hundiéndose en lo más profundo de mi ser y yo estaba muriéndome en sus brazos.

La cabecera de la cama estaba golpeando la pared una y otra vez haciendo un sonido demasiado fuerte y solo esperaba no despertar a ninguno de mis vecinos por el ruido de nuestros gemidos junto con los golpeteos en la pared. Gemí con los labios cerrados al correrme en las sábanas y segundos después sentí algo caliente en mi interior, si, Jeon se había corrido dentro.

Jadeé intentando recuperar el aliento y me giré en la cama para quedar boca arriba, solté un suspiro y sentí como la esencia de Jungkook chorreaba saliéndose de entre mis piernas, el pelinegro estaba mirando hacia el techo, perdido, antes de poder acercarme para darle un beso o al menos decirle buenos días, este se levantó de la cama saliendo de ella, se limpió apenas con un par de servilletas y se comenzó a poner la ropa.

Lo miré extrañado sentándome en la cama sintiendo un dolor punzante en mi espalda baja. Bufé y Jungkook se había cambiado por completo sin mirarme, recogió sus cosas y me levanté apresurado tomando su mano cuando tuvo la intención de abrir la puerta.

—¿Te vas?.— pregunté buscando su mirada

—Si— asintió y se soltó de mi agarre—. Tengo cosas que hacer hoy. Nos veremos después Jimin.

Sus palabras fueron como un desierto, totalmente secas y cortantes, abrió la puerta y pegué un salto al escuchar esta cerrarse en un portazo, me miré a mi mismo, sudoroso, lleno de semen y despeinado. Corrí al baño y me metí bajo la diminuta lluvia de mi ducha, sorbí mi nariz cuando mi pecho comenzó a doler nuevamente en aquella sensación extraña y me lavé bien mi cuerpo.

Me encontraba tan usado, y parecía que no quería entender, ya había pasado una vez, esta era la segunda, y desde luego no me permitiría que hubiera una tercera vez, esto era todo. Era la última vez que me involucraba con Jungkook.

Me lavé el cuerpo inclusive dos veces más, tratando de eliminar cualquier rastro del toque de Jeon sobre mi cuerpo, eliminando cada beso, caricia, lamida de anoche y hace unos minutos, llorando, tallé mi piel con fuerza hasta que me ardió y cerré la llave para suspirar contra el cristal, me sequé de arriba a abajo y salí en busca de ropa interior y ropa casual, hoy era domingo así que no asistiría al bar Celeste.

Cuando volví a la habitación me sentí enojado conmigo mismo al ver el rastro de nuestros cuerpos en la cama, quité las sábanas rápidamente y todo lo mandé al centro de lavado, o posiblemente las tiraría hasta que pudiera comprar otras.

Puse nuevas sábanas y fundas de almohadas y me acosté revisando mi celular, Hoseok me había escrito preguntándome donde me había metido, le respondí que podría contarle si venía a mi casa a comer algo, no quería estar solo.

Me respondió que en breve estaría aquí y me sentí un poco mejor, Hoseok irradiaba mucha alegría, además de que siempre era bueno escuchando y aconsejando, necesitaba de eso en este momento.

Necesitaba de mi único amigo.

A la media hora la puerta de mi departamento sonó y abrí encontrándome con el castaño sosteniendo una bolsa de compra en su mano izquierda, me sonrió y le sonreí de vuelta, lo invité a pasar y se sentó en sillón de la sala. Rápidamente recordé lo que había pasado ahí anoche e hice una mueca.

—Comamos en el comedor.— le dije y alzó una ceja, nunca usaba mi comedor pero esta vez era necesario

Asintió llevándose la bolsa a la mesa de la cocina y sacamos lo que había comprado en uno de mis restaurantes favoritos, acomodamos todo y nos dispusimos a comer mientras Hoseok me contaba sus planes para abrir un pequeño salón de baile.

high - 국민 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora