Ya subida en el bus, no hacia falta que estuviera estresada, ya que no podía hacer nada para que el vehículo fuera más rápido.
Y ahora que tenía 10 min para pensar, empecé a darle vuelta a lo que había pasado con los árboles, porque de verdad que es muy extraño.
Podría pensar fácilmente que tiene una razón científica o que simplemente había sido mi imaginación, y creo que la segunda opción es más razonable, podría haber imaginado que los árboles eran más grandes porque tenía mucha prisa y ya.
Después de pensar en esto y llegar a la conclusión de que había sido mi imaginación, saqué mi libro de historia, solo para saber de que trataba el tema del examen, porque sinceramente no lo sabía. Al mirar el libro de historia me di cuenta que el examen era de Grecia. No sé cómo voy ha aprobar esto, ¡no tengo ni idea de Grecia!
Pensé en hacer chuletas, pero a penas quedaban 3 minutos para tener que salir corriendo del autobús hacia el instituto. Lo último que quedaba era copiarme de alguien. No tengo muchas opciones más, es eso o suspender, prefiero arriesgarme.
Hasta que al fin llegué a la parada de delante del colegio, agarré mis cosas y salí corriendo lo más deprisa que pude. Ya llegaba 5 minutos tarde, y esperaba con toda mi fe que el profesor no hubiese llegado.
Al entrar en mi clase, el maestro todavía no estaba allí, que alivio pensé, pero...
—¡Amber!—dijo alguien a mis espaldas— llegas tarde otra vez—mientras decía esto me giré, y si, era el profesor— ven a dirección comigo ahora, tenemos que hablar contigo—me hablaba el maestro seriamente.
Sin responder, decidí seguirle hasta el despacho del director, era consciente que ya la había cagado, solo estaba cruzando los dedos para no ser expulsada.
Para mi sorpresa, el director no estaba (menos mal), solté un suspiro y Hector (el profesor) empezó ha hablar.
—Amber, no puedes seguir así, tu comportamiento es pésimo, siempre llegas tarde a clase, suspendes los exámenes ¿qué está pasando? Antes no eras así— dice con preocupación
Es verdad, yo antes no era así, antes siempre llegaba a tiempo a las clases, sacaba 9 y 10 en todos mis exámenes, desde que mi padre murió todo ha sido muy difícil, pero los maestros no lo entienden por eso no me queda más remedio que mentir.
—Lo siento Héctor, esta mañana no he podido venir porque me he quedado dormida—miento — mañana seré puntual.
—Espero que sea verda, ahora volvamos a clase, que he dejado a tus compañeros solos.
Ya estaba un poco harta de que siempre me dijeran que antes no era así y bla bla bla. Como si yo no lo supiera.
Sin nada más que decir empezamos a recorrer el camino hasta mi aula, donde se desataba un enorme caos causado por mis compañeros, si os digo la verdad, creo que hubiese sido más preocupante encontrarlos a todos en sus sitios y callados.
—¡Chicos!—dijo el profesor gritando y un poco molesto—todos a vuestros sitios, el examen va ha empezar, tenéis cuarenta y cinco minutos.
Entonces Héctor se giró ligeramente hacia mi haciendo un gesto queriendo decir que ya podía ir a mi asiento, así que eso hize.
Normalmente antes de sentarme le pedia un boli a Marta, porque siempre se me olvida comprarlo, pero ese día Marta no estaba, cosa que se me hizo extraña ya que nunca ha faltado a clase. Algo muy grave le tiene que haber pasado para que falte.
Mientras pensaba que por ahora este día está siendo muy raro, el maestro se acercó por detrás mía y me dejó la hoja de la prueba sobre la mesa.
Miré las preguntas y, como era de esperar, no sabía responder ninguna, tampoco estaba cerca de alguien inteligente para copiarme, decidí dejarlo en blanco todo, excepto mi nombre.
No podía creerme que iba ha dejar otro examen de historia en blanco, ya estaba mentalizandome para el sermón de mi madre al enseñarle la nota.
Cada segundo y cada minuto se me hacía eterno. Volvía a mirar la mesa de Marta y seguía sin saber la explicación de porqué no había venido, seguramente su mejor amigo sabría que le ha pasado, teniendo esto en cuenta pensé que al terminar las clases se lo preguntaría.
Mientras pasaba el tiempo, lo único que podía hacer era releer y releer las preguntas a las cuales no tenía respuesta.
Hasta que por fin, sonó el timbre anunciando que la clase ha acabado.
La verdad es que me daba un poco de vergüenza volver a entregar una hoja en blanco.
Mientras me acercaba a la mesa el maestro me miraba con cara de saber lo que le esperaba al ver mi examen. Agarró mi hoja, la miró por delante y por detrás y puso la nota directamente, que claramente era un cero.
***
Sonó la campana que indicaba que las clases de hoy habían terminado, cogí todas mis cosas y me desplazé lo más rápido que pude hasta llegar al aula de Carlos, el mejor amigo de Marta.
Lo vi recogiendo sus cosas lentamente, parecía no tener prisa alguna.
Al fin salió de su aula y me dirigí hasta el.
—Hola Carlos—le dije con tranquilidad.
—Emmm... Hola, ¿nos conocemos?—preguntó
—Bueno, seguramente tú a mi no me conoces pero... ¿te puedo preguntar algo si no te importa?—
—Emmm... claro—
—Esque me ha extrañado no ver a Marta en mi clase, era para preguntarte si le había pasado algo— empezé a comentarle con amabilidad, tampoco hay que ser mal educados.
En ese momento esperaba una respuesta tipo: "no te preocupes solo esta enferma" o "se ha ido de viaje ".
Pero lo que contestó, me dejó muy desorientada.—¿Marta? No se quien es, lo siento, creo que te has equivocado. Si no te importa me tengo que ir me están esperando. Adiós—
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Desaparecidos por las rosas
Fantasía¿Que pasaría si en un día tu vida cambiara para siempre? Amber siempre ha tenido una vida normal. Pero una mañana al salir de su casa nota algo raro, los árboles han crecido más de lo habitual, las cosas parecen haber cambiado de lugar... Decide no...