SWEET NIGHTMARE.
---------------------------Solo tenía doce años, mi padre, un borracho que desperdiciaba espacio en la tierra, mi madre, una mujer joven sumisa a su asqueroso esposo, un cabrón que la golpeaba, golpeaba a sus hijos y bueno, a mi. Mi pobre madre sufria traumas, de pequeña solía decir que estaba loca, a lo que solo me respondía con fuertes golpes, pero por alguna razón, la perdonaba y en mi mente la escusaba.
Yo tenía dos hermanos, mellizos. Barbara y Brandon. Eran mi luz, mi mundo, mi sonrisa de cada día. Ambos de rubios cabellos, ambos de verdes ojos, ellos eran mi todo. Aún recuerdo el día en que mi sonrisa se extingio. Él, ése maniático cabrón al que llamaba padre, llegó borracho como siempre, golpeó a mi madre repetidas veces, dejandola inconsiente y decidí escapar por la ventana, y aún no me perdono por haberlo hecho. Lo último que escuché antes de golpearme contra un árbol era el grito de mi pequeña hermana, pidiendo ayuda.Desperté horas después, había una pelirroja, morena con grandes ojos, gritó unas palabras en un raro lenguaje.
- al fin despiertas, pequeña. -sonrió la pelirroja-
- ¿Que hago aquí? ¿Dónde estoy? -musité algo aturdida-
- Oh cariño, no te preocupes. Estás sana y a salvo. -ella sonrió y volví a cerrar mis ojos.-Ellos eran como personas de "circo" habían acrobatas, payasos, ¡incluso una mujer con dos cabezas! Sí, sé que eran siamesas, pero vamos, hay que admitir que fue emocionante ver algo así.
Ellos me enseñaron todo lo que sé.
Sin ellos no sería nadie.Ahí no tenía muchos "amigos" mayoritariamente porque era y soy bastante rara. Pero había un tipo, payaso, que jamás olvidaré. Me miraba, observaba cada movimiento que hacía, me asustaba bastante.
Pasó el tiempo, aún no me perdonaba la muerte de mis hermanos, siempre parecía estar triste. Cierto día, me quedé sola en la carpa de circo, jugando con las telas que colgaban del techo, ése idiota aparecio depronto, aplaudiendo y gritando piropos bastantes desagradables, me asusté un poco, puesto a que estaba sola.
- Vamos linda, baja de ahí -gritaba él, moviendo las telas bruscamente para hacerme bajar.-
- ¡Vete cabrón! -grité asustada, me aferré lo más fuerte que pude a las telas, pero aún así, no fue suficiente. Lo último que vi fueron mis manos intentando sujetarse de algo. Luego oscuridad.
Desperté asustada, todos me miraban, yo me levanté pero ellos seguían mirando el suelo, no entendía nada, intenté hablarle a Kattie, mi amiga pelirroja. Pero ella solo sollozaba silenciosamente.No entendía que pasaba ¿por qué nadie me hablaba? Gritaba, lloraba, y un día, cuando me paré enfrente de un espejo lo vi. Era un monstruo. Mi piel era oscura, con la tonalidad de un muerto. Ellos no me veían porque eso era lo que era, un muerto. Tuvo que pasar varios meses para dominar la transformación a humana, también me harté de estar triste e hice una sonrisa en mi cara con aguja e hilo, ya no lloraria más por nada. Mi cabello rosado, ya no se volvía castaño, me asusté a un principio, pero me tuve que acostumbrar. mis ojos dejaron de ser humanos y siempre parecía llorar. Llorar sangre. Evitaba a toda costa los espejos, no me gustaba mirarme, prefería tener el recuerdo de mi antigua yo. Y por una vez en la vida, sentí que servia para algo.
Volví al lugar donde morí, mi cuerpo ya no estaba, era obvio que me habían enterrado ya. Lentamente fuí materializando mi cuerpo, caminé por el lugar, y vi a ése bastardo. Camine hasta él rápidamente, vi a un lado un martillo grande, lo tomé y arremetí con fuerza contra él, lo golpeé en la cabeza y espalda repetidas veces, lloré y lloré, no me importó mancharme completamente de sangre, cuándo su último aliento salió de su cuerpo, dejandolo sin vida, me levanté, aún así, pensé que no era castigo suficiente, me acerqué a una mesa donde había algunas armas que usaban para hacer malabarismo. Tome un cuchillo grande y otro más pequeño, me acerqué al cuerpo nuevamente y lo giré, le clave el cuchillo del cuello hasta el abdomen, le quité todo los órganos que podía sacar, le arranque el corazón y se lo metí en la boca. "Pudrete" dije con odio y escupí en su cara. Guardé los cuchillos entre mi ropa y salí corriendo lejos de ahí.
Ahora vago por las cuidades, atacando a sucios hijos de puta que sé que estarían dispuestos a atacar a jovencitas. Y cada vez que alguien cae, voy a la ventana de aquella casa, donde aquella niña de rubios cabellos y verdes ojos ríe junto a su madre, que ya no tiene rastros de traumas, ya no está triste, ella está bien. La odio, pero no suficiente para matarla. Ella no protegió a mis hermanos, fue una cobarde, como yo. Pero ahora tiene una luz, y debe despertar por ella.
Giro mi cabeza y veo una sombra entre los árboles, sonrio aún más ampliamente y salto hacía mi próxima víctima. Dulce pesadilla, mi cielo.
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Psychotherapy (Creepypastas)
Paranormal¿Te gusta la sangre, el terror e historias de miedo? ¡éste es tu lugar! psychotherapy te trae las historias de asesinos, muertos, etc. ¿te atreves a leerme?