Debes ser feliz.

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Esta vida, este mundo y circunstancias mal utilizadas por mi misma.
Nunca me he valorado, tampoco me he querido.
No sé que es el amor, y tampoco se que es sentirse amado.

Solo se lo mierda que es, tener que hacer pasar a tu madre, a lo que más quieres por los momentos más despreciables y mierdas que pueden existir.

La sobredosis que sufrí hace tres días, fue la más potente y la primera provocada por mi.

Si, así es ya había tenido otras pero, no habían sido planeadas.

Estoy parada enfrente de un lago, es de noche y hace frío. Los aullidos de los lobos me dan escalofríos, pero eso no evita que piense y me pregunte, "¿Que fue lo que hice mal?" "Si consumí distintas drogas al mismo tiempo"
Creo que solo estoy viva de milagro, es todo.

Creo sentir que no tengo una razón para estar viva, o para respirar el mismo aire que mi madre cuya panza está estirada, si, tendré una hermana.

Estoy enfrente de la puerta de casa.

No sé si tocar, y decirle en la cara a mi madre que me quiero morir.

O irme y hacer de cuenta que ya no existo para ella.
Pero, no, eso es de cobarde, aunque eso es lo que específicamente soy, pero creo que es una de las tantas cosas de las que ya estoy cansada.

Golpeó la puerta, y es abierta en una milésima de segundos... Una mujer con rostro pálido y ojos negros por el rimel regado, me recibe.
Me observa de arriba abajo... Después hace lo que no esperaba, un abrazo de su parte, entro a la casa y veo mucha suciedad por todo el piso.

—No he hecho nada en tres días. — Menciona.

—Mama, lo siento.

—No te disculpes tranquila, todo tiene un proceso. — dice con lágrimas en los ojos.

—Esto no tiene soluci...

— ¿Yo te hago feliz? ¿Eres feliz conmigo? — pregunta, después de interrumpirme.

—Pero, claro que me haces feliz, claro que sí... Cada vez que te veo siento que he vuelto a la vida, esto no se trata de ti, se trata de mi, y de mi dificultad para creer en un cambio. — Digo sosteniendo sus manos, y sobándole con tanta suavidad, que temo que le haga daño.

—Entonces?

—Mama, solo quiero que comprendas, que ya no tengo salvación de nada... No quiero hacer otra cosa que no sea  drogarme todo el día mientras miro el lago, hasta tener otra sobredosis e irme de una buena vez de este mundo y no importa si soy feliz o no, solo quiero que tú seas feliz... No quiero que pases toda tu vida atrás de un alma que sin morir ya está en pena, quiero que le digas a esa bebé. —le señaló su panza— que llevas dentro, cuáles eran mis sueños cuando solía tener 9 años, quiero que le hables de los únicos y pocos momentos en los que te hice feliz, en los que fui la razón de tu sonrisa, explícale porque tenía esos sueños, pregúntale si los puede cumplir por mi, contigo a su lado.

Mama solo llora y llora, me mira como si se le estuviera yendo la vida.

—Ahora quiero que comprendas tú, ¿Que hay de lo que yo quiero? ¿Que hay de lo que yo siento? ¿Acaso es que no te importa? ¿No te importa está bebé que llevo dentro? —Dice con la voz más destrozada que se le puede escuchar a una madre.

—Si me importa, y porque es así... Es que, te digo todo esto, porfavor se que no debo pedirte nada, pero quiero que lo hagas y recuerda, trata de olvidarme, trata de no recordarme y pensar en cosas que no tienen sentido, mucho menos caigas en el juego de las preguntas sin respuestas, porfavor... Se feliz, de ahora en adelante te visitaré más seguido para ver cómo vas con tu panza, hasta que se cumpla los dos meses.

—Y después de eso? — Pregunta con esperanza.

—Echaras mis cenizas al mar.

The End

 𝐹𝑟𝑎𝑔𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 ♡︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora