ᴘᴀʙʟᴏ ᴄᴏʀʀᴇᴀ sᴄʜᴏᴏʟ [ #2023/4 ᴠᴇʀsɪóɴ ] /BORRADOR/

CAPÍTULO 1

"EL ESTABLECIMIENTO."

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Dentro de los muros sombríos del Instituto Pablo Correa School, una oscuridad profunda se extiende como plaga, devorando almas y desencadenando pesadillas inimaginables.

La droga "caníbal" se arraiga en las raíces de la institución, corrompiendo cada mente inocente y desatando los instintos más depravados.

¿Lo peor?

Es que nadie parece darse cuenta.

Profesores, alumnos, incluso padres, todos viven como si nada, pero es imposible que no sepan que algo está pasando. Es como si el monstruo se hubiera vuelto invisible, o peor aún, como si todos se hubieran resignado a vivir en una sombra junto a él... Sin intentar escapar de lo que está por devorarles.

El instituto Pablo Correa School se alza en lo profundo de los árboles franceses, un lugar tan apartado que parece cortado del resto del mundo. El espeso follaje lo rodea como una fortaleza natural, aislándolo en todos los sentidos. A simple vista es un internado como cualquier otro, un refugio académico para jóvenes privilegiados.

Pero la fachada engaña. El prestigio es solo una máscara para algo más turbio, algo que crece en la oscuridad y se alimenta de las almas jóvenes que atraviesan sus muros.

En su interior, el tiempo se divide entre dos mundos. El de los estudiantes que asisten cada día y regresan a sus hogares al atardecer, y el de aquellos que, por distintas razones, permanecen atrapados dentro de sus muros.

Los internos son los que más profundamente sienten el peso de la oscuridad que ha echado raíces en cada rincón. Los que vienen solo de día parecen ignorar lo que ocurre por las noches.

Cuando los pasillos se llenan de susurros, cuando los gritos ahogados intentan atravesar las paredes que, en el fondo de la propiedad, los contienen.

Aunque la droga caníbal no ha corrompido a todos, se mueve como un espectro entre los estudiantes, y la mayoría ni siquiera lo sabe. No distinguiría entre clases sociales o personalidades, de no ser por ciertos acuerdos que protegen la fachada de pulcro y fino centro educativo.

Para aquellos que, por voluntad o en contra de ella, se encuentran consumiéndola, el mundo desaparece y lo que queda es una locura compartida, una orgía de instintos primitivos que devora todo rastro de humanidad.

Sin embargo, para entender cómo se llegó a este punto, debemos retroceder diez años, cuando el Instituto aún conservaba su inocencia. Las apariencias estaban intactas y nada presagiaba la pesadilla que pronto desataría.

DIEZ AÑOS ANTES 

El reencuentro entre Alicia y Fernando fue una tormenta de emociones que arrasó con cualquier barrera. El abrazo desesperado entre ambos no solo estaba cargado de nostalgia, sino de una historia inconclusa que exigía ser resuelta. Las lágrimas que derramaban no eran simplemente por el tiempo perdido, sino por todas las decisiones que los habían separado en primer lugar. Decisiones que se habían convertido en fantasmas persistentes.

Desde hace dieciséis años, ambos compartieron algo más que una simple relación; construyeron sueños en conjunto, moldeados por las ilusiones juveniles. Sin embargo, el destino les jugó en contra. El padre de Alicia, Pablo, un hombre con una visión desafiante de las normas sociales, se opuso a que su hija se casara tan joven. Para él, Alicia estaba destinada a liderar el prestigioso instituto que él mismo había fundado, al cual solo tenían acceso estudiantes del género masculino. En lugar de verla como una esposa, la imaginaba como una figura de autoridad, un símbolo de progreso en una sociedad donde el poder femenino no era bienvenido.