Finalmente llegó el día de la boda de Kanae, todos estaban celebrando la unión de la feliz pareja, Shinobu y Kanao estaban muy felices por su hermana.
En la celebración se encontraba Tsutako (amiga de Kanae) y su hermano Tomioka, él era amigo de Shinobu, a pesar de que ella lo molestaba: los dos eran muy buenos amigos.
Tomioka se acerco a Shinobu y le susurró al oído:
—Es bueno volver a verte Kocho, te ves bien... a pesar de que se te nota un poco triste.
—¿Eh? ¿Tomioka? ¡Oye! no hagas eso... y... ¡aléjate! estás demasiado cerca. —Shinobu se sorprendió por la forma en la que Tomioka le susurró al oído, se puso nerviosa. —No digas tonterías, yo no estoy triste, además no tengo porque estarlo; enserio estoy bien.
—Kocho te conozco lo suficiente como para saber si estas feliz o triste. Además, no estas sola, tienes a Kanao que te quiere mucho, y me tienes a mí... si hay algo que te moleste solo dímelo.
—Tomioka-san... gracias, la verdad se que mi hermana no se irá por mucho tiempo, pero; nunca hemos estado separadas, y es por eso que estoy un poco triste. —confesó Shinobu, un poco apenada, —Pero, al mismo tiempo estoy contenta de que ella sea feliz.
—Que bueno escuchar eso Kocho.
Más tarde, cuando ya estaba por finalizar la celebración y era hora de que Kanae se fuera con Sanemi (a su luna de miel); ella se despidió de sus hermanas, les dijo que las quería y que volvería pronto.
—Espero, que seas muy feliz... Nee-san... te quiero. —Susurró Shinobu, tomó la mano de Kanao y juntas regresaron a la Finca Mariposa.
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Durante la noche Shinobu no podía dormir, ella pensaba mucho en su hermana y también en como se las arreglaría para que todo estuviera en orden; en la Finca Mariposa: ya que ella había quedado a cargo. Tenía tan solo 13 años y ya tenía una responsabilidad grande al quedarse ella sola; sin la ayuda de Kanae.
De tanto pensar, se levantó, y se fue a dar un paseo al patio trasero de la mansión. Quería despejar la mente; se sentó cómodamente, y observó el cielo estrellado.
—Que bonito, las estrellas parecen un montón de diamantes en el cielo.
Entre los árboles de la mansión, se encontraba Douma escondido, y observaba a Shinobu desde una distancia prudente; pero lograba escuchar lo que decía. Estaba totalmente embobado, Shinobu parecía un ángel que observaba el cielo, su voz sonaba como melodía para sus oídos.
Fue entonces, que Douma tomó la decisión de hablar con ella, ya no soportaba con solo mirarla: quería conocerla aún más. Tenía ganas de que ella, por lo menos, lo reconociera... no quería asustarla, y menos que armará un escándalo, quería por lo menos compartir con ella aunque fuera solo pocas palabras.
Shinobu visualizo que detrás de un árbol salía un hombre, él era alto, con cabello rubio platinado; pero lo que le llamó la atención, fueron sus peculiares ojos arcoiris. Tenía la sensación de que lo había visto en algún lado, pero no recordaba bien de donde. Era sumamente extraño que un desconocido, estuviera en su finca y más, a esas altas horas de la noche.
Shinobu no mostró miedo y simplemente le preguntó:
—¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí?, ¿Eres un ladrón?
—Oh, que modales los míos. Disculpa, mejor me presento: soy Douma... pequeña Mariposa, a caso ¿No me recuerdas?
—No se quien eres, dime de una vez ¿Qué haces aquí?
—Pero que agresiva. Si eres muy mandona no vas a crecer mucho: te vas a quedar enana. Y en primer lugar, no soy un ladrón, segundo, yo solo vine aquí a saludarte.
—¡No me digas enana, ni mucho menos Mariposa!
—Mmm... tal vez, aún no me recuerdes; pero tú y yo nos conocimos hace mucho, en aquel bosque hace 6 años... tú te habías lastimado la rodilla y yo me acerqué a ayudarte, pero rechazarse mi ayuda. Así que simplemente, me fui.
En ese momento Shinobu recordó a ese hombre extraño que había visto de pequeña, y que en aquel entonces, había pensado que solo era parte de su imaginación.
—Así que... tú eras ese tipo raro de aquella vez.
—Finalmente me recordaste, ¡Que alegría! —Douma se sentía emocionado, su corazón se sentía acelerado. —Eres hermosa Shinobu-chan.
—Mejor vete. No tienes nada que hacer aquí.
—En eso te equivocas, yo solo quiero que seamos amigos, dime, ¿No quieres ser mi amiga?
—Obvio, no. A penas te conozco y eres un adulto muy raro.
—Si no me dices que sí, no me iré de aquí. Se que es extraño, pero no pienso hacerte daño.
—Si te digo que sí, ¿Me dejaras en paz? Tengo mucho sueño, y mañana debo levantarme temprano.
—Te doy mi palabra. Entonces, ¿Eso es un sí?
—Es un tal vez. No confío en ti. Así que, tendrás que conformarte con eso.
—Algo es... algo; poco, pero esta bien.
Douma se acercó un poco más a Shinobu, la miró a los ojos, tomó su mano y depositó un suave beso en ella.
—Que tengas dulces sueños pequeña Mariposa. —y en un solo parpadeo, Douma desapareció, sin dejar rastro.
Shinobu confundida y con el rostro sonrojado, vio como aquel extraño desaparecía frente a sus narices. Y se dio cuenta, de que ese hombre no era humano. Él era muy rápido, y sus ojos multicolor no eran para nada comunes.
Sabía perfectamente que él, de seguro volvería. Y si se volvían a encontrar, ella sin duda le haría montones de preguntas. Pero, por ahora tenía cosas más importantes que hacer; y no tenía tiempo de pensar en aquel sujeto.
Se levantó y se fue a dormir, en sus sueños, soñó con ese extraño que se hacía llamar Douma.
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Venenosa Mariposa
RomanceDouma es un demonio que no siente emociones, y que lleva una vida vacía y sin sentido; hasta que un día unos hermosos ojos violetas se posan sobre él. Ambos al intercambiar miradas sellan su destino, ya sea para bien o para mal, no pueden dejar de p...