10. Dante

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Cerré el folder que tenía la información del cliente y me levanté de la silla. Alex volteó a verme.

—¿Hay algo malo? —asentí con la cabeza.

—Sé que Hughes no es una mala persona. Lo conocí cuando fui a un seminario a Sheffield.

Él se preocupa por sus negocios y sobre todo por su familia. Los cargos que le están imponiendo son injustos.

Además esos papeles fueron firmados a base de engaños.

Pero ¿Cómo vamos a comprobarlo si la ley no está de nuestro lado? — Dimitri Hughes era un empresario que vivía en Sheffield dueño de una cadena muy importante de restaurantes, su esposa Tarah era administradora de la empresa de vinos de su padre.

Hace un tiempo había sido acusado de enriquecimiento ilícito y contrabando de productos ilegales, cargos que  eran falsos.

Los negocios estaban vinculados por orden de su padre y él solamente lo había utilizado.

—¿Ya hicieron la prueba de la firma? ¿Comprobaron si era real?—Asentí con la cabeza.

—El exámen dice que es verídica. —dije mientras caminaba de un lado a otro.

—Tengo entendido que su padre le hizo firmar documentos en blanco "en caso de que saliera y necesitará su firma" ,pero tengo la sospecha de que lo hizo para hacer los fraudes y salir limpio.

Creo que si las cosas siguen así de mal viajaremos a Sheffield. Pero primero esperaremos a que los clientes lleguen a traer más información.—Alex asintió con la cabeza.

—Cambiando de tema. —dijo y se recostó en el sillón.

—¿Qué ocurre con Alina?—camine nuevamente a mi lugar y estire los pies.

—Nada.— mentí.

Después del incidente del beso y de que tuviera que cortar distancia. Alina había estado muy rara.

Ya no sonreía y tampoco discutía se limitaba a asentir y retirarse después de cada órden llevará a tres días así.

—¿Entonces porqué parece estar enojada contigo? —preguntó y cuando iba a responder tocaron la puerta.

—Adelante. —dije y entro ella.

—Su café señor. —dicho eso puso en el escritorio la taza y antes de que diera la vuelta la tomé del brazo. Me arrepentí inmediatamente.

—El cliente que vendrá es muy importante y necesito porfavor que nadie nos moleste cuando llegue. Al mismo tiempo necesito completa discreción cuando entres a tomar notas.

—Si señor. —dijo y asintió con la cabeza. Solté el agarre y ella salió.

Alex se miraba bastante entretenido.

—¿Qué fue eso?—pregunto y fruncí el ceño.

—¿Eso que?—negó con la cabeza.

—Olvídalo, me voy y regreso cuando los clientes lleguen. —Se levantó y salió de la oficina.

Suspire pesado, cerré los ojos para relajarme un rato, pero me arrepentí en ese instante.

Desde el incidente del espejo no podía entrar al baño de mi apartamento sin recordar el beso de Alina, sabía que era algo estúpido había sido algo muy insignificante, pero al mismo tiempo me torturaba pensando en ello día y noche.

Me lave te de la silla y la lance al otro lado de la mesa.

Se suponía que ella sería la secretaria perfecta por el hecho de que me odiaba. De esa manera intentaría superarla, sin embargo todo se había complicado.

Los secretos de DanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora