Ese día

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13 de noviembre de 2017

—Feliz cumpleaños, Daphne —le dije, abrazándola. Ella apenas estaba abriendo los ojos.

Teníamos todo un plan para el día.

—Gracias, Vic —me correspondió el abrazo—. Te amo.

—Y yo a ti, Daphne.

Se levantó y se fue al baño, yo me fui a la cocina para colocar nuestro desayuno en el comedor. Wendy tenía una amiga que vendía desayunos, y quise sorprender a mi novia.

Ordené una canasta que tenía crossaints rellenos de chocolate, trozos de kiwi, omelettes con jamón y queso y jugo de naranja, así como también me encargué de comprarle un ramo pequeño de peonías, como las que iba a usar el día de la boda.

Desayunamos juntas y repasamos nuestros planes para la tarde.

—Vic, no tenías que molestarte —me repitió, aunque ya se había terminado la comida—. Te lo agradezco mucho.

—No tienes nada que agradecer —le respondí y miré el reloj que estaba en nuestra pared—. Ya tengo que irme, Daphne.

Se despidió de mí y salí para ir al trabajo. Faltaba poco tiempo para que ella también se fuera al suyo, así que no tardaría en empezar a arreglarse.

Por la tarde almorzamos con nuestros amigos en un restaurante pequeño que Borja había encontrado por ahí. Era bastante acogedor, a decir verdad.

Daphne recibió una solicitud de videollamada de Harper. Todos pudimos hablar con él, quien cada vez más se acostumbraba a la vida en España.

—¿Cuáles son sus planes para la noche, chicas? —nos preguntó Diego, curioso.

—Aún no lo sabemos —dijo Daphne—. Bueno, eso creo.

—También podemos organizar algo —sugirió él, recibiendo un indiscreto manotazo por parte de Borja.

—Tarado, déjalas disfrutar en privado —lo regañó, por lo que todos reímos.

—Solo decía —se disculpó Diego, sobándose en donde había recibido el golpe. Hasta a mí me dolió.

Cenamos  en un restaurante que estaba inspirado en el cosmos. Las luces a su alrededor representaban, evidentemente, al universo.

Al llegar a casa, ya estando en pijamas, a Daphne se le ocurrió salir a ver a las estrellas.

—Todas las estrellas tienen una razón para brillar —dijo, contemplando el cielo con fascinación. Pude observar en sus ojos cuánto disfrutaba hablar del universo.

Sonreí.

—Sí, todas —recalqué.

Ella no dijo nada más, por lo que ambas permanecimos mirando el cielo por varios minutos.

—Gracias, Victoria.

Si bien, me había desconcertado un poco que me llamara por mi nombre completo, no le tomé importancia a eso.

—¿Por qué? —le pregunté, confundida. No sabía a qué se estaba refiriendo.

Se incorporó un poco quedando sentada, y me invitó a hacer lo mismo. No tardé en hacerlo.

—Por este día. Ha sido un gran cumpleaños.

Me sonrió y me dio un beso en la mejilla.

14 de noviembre de 2017

Daphne, ha pasado mucho tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora