Segundas oportunidades

capitulo 30

Ichigo caminó por la acera camino a casa de Urahara con sus amigos. Sorprendentemente, se había convertido en un ritual diario para el grupo. Incluso Ishida lo acompañó de vez en cuando para, en sus palabras, estudiar cómo luchaban Ichigo y los demás. Chad caminaba a su lado como siempre, tranquilo y de alguna manera tranquilizador. Orihime y Tatsuki estaban inmersos en una discusión sobre un nuevo ídolo. Ichigo estaba demasiado perdido en su propia mente como para prestar demasiada atención a cualquiera de ellos.

Fue una experiencia extraña para Ichigo estar entrenando tan casualmente con sus amigos en el mundo de los vivos, pero todavía no estaba entrenando con ellos incluso ahora. Había sido presionado para el puesto de maestro tanto por Urahara como por Yoruichi. Ichigo se sentía inadecuado para el trabajo a pesar de que Yoruichi constantemente le aseguraba que transmitir su propia experiencia era mucho más importante que enseñar a sus amigos los katas básicos que todos ellos tenían algún tipo de competencia de todos modos.

Incluso con sus dudas sobre ser maestro, Ichigo todavía sentía una ola de orgullo cada vez que Tatsuki descubría cómo convertir un nuevo movimiento cinético en fuego, o cuando Chad se empujaba más y más cerca de lograr su brazo negro.

Incluso se emocionaba y aterrorizaba mucho cada vez que Orihime encontraba una forma única de doblegar la realidad a su voluntad. Ichigo nunca olvidaría la vez que usó sus poderes para convertir su sándwich de mantequilla de maní y mermelada en un reactor de fusión fría. Todavía le daba pesadillas. Si Orihime no hubiera sido tan rápida con su escudo, es posible que Aizen no hubiera tenido un Karakura para usar en sus planes. Todo lo que Orihime pudo decir después fue que había pensado que la mantequilla de maní y la mermelada eran tan buenas juntas que había querido combinarlas en algo súper bueno y usarlo para hacer un estofado de ostras.

Ishida de repente se detuvo y sacó a Ichigo de su pesadilla recurrente en la que Orihime los mató a todos. "Estaré entrenando solo hoy", dijo. Miró a Ichigo desafiándolo a decir algo. Ambos sabían que en esos días en que Ishida declinó la invitación para ir a casa de Urahara estaba entrenando en secreto con el Sternritter.

Ichigo no mordió... fuerte. "No te dispares en el pie o algo estúpido como eso", le respondió.

"Yo no soy tú", respondió Ishida alegremente. "De todos modos, los veré a todos mañana. Buen día".

"Me pregunto si alguna vez se relajará con nosotros", dijo Tatsuki al grupo mientras Ishida se alejaba.

"Por lo que dijo mi mamá sobre su papá, tendremos una larga espera", suspiró Ichigo.

"¿Por qué dices eso?" preguntó Tatsuki.

"Porque el mayor de los Ishida todavía es muy formal con mi madre; se conocen desde hace más de veinte años", dijo Ichigo encogiéndose de hombros.

La tropa marchó hacia el Urahara Shoten, atravesó la tienda y entró por la parte de atrás hacia la entrada al sótano, justo pasó junto a Unohana y Hinamori tomando el té. Ichigo se detuvo en seco mientras los demás continuaban unos pasos más antes de darse cuenta de que no estaba con ellos.

"Unohana-taichou, Hinamori," saludó con inquietud.

"Ichigo-kun", saludó Hinamori alegremente. "Qué sorpresa. ¿Quién sabía que tanto tú como Unohana-taichou conocían la misma casa de seguridad?"

Ichigo abrió y cerró la boca un par de veces. "¿Casa segura?" Le preguntó a Unohana.

Unohana se encogió de hombros, "Te dije que sabíamos exactamente dónde estaba Urahara, y resultó que necesitaba un lugar para quedarme mientras estamos en el mundo humano". Ella le sonrió a Ichigo por encima del borde de su taza de té. Ichigo de repente sintió la necesidad de aprender a viajar en el tiempo solo para ver cómo había ido esa conversación. "¿Quienes son tus amigos?" Unohana preguntó devolviéndolo a la realidad.