15: Tengo un presentimiento

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El atardecer seguía siendo igual de bonito que siempre, una de las pocas cosas que no habían cambiado. Tenía a Jiu sentada a mi lado mientras bebía de la cantimplora, habíamos pasado casi todo el día con las guardías pero todo seguía normal, tranquilo... Tanto que me asustaba.

—¿No crees que esta todo muy tranquilo?

—¿Es lo normal, no?

—No sé Jiu...

—Tampoco creía que fueran a venir ya, serían muy tontos para hacerlo —contestó ella poniéndose en pie.

—¿Y si lo son? —contesté y ella me miró confusa—. ¿Y si están intentando entrar sin que nos demos cuenta?

—Eso sería muy tonto e inteligente al mismo tiempo —me encogí de hombros—. No sé...

—Tengo un mal presentimiento.

De hecho si que lo tenía... Me daba la sensación de que algo estaba cociendose y no era nada bueno. Siempre acierto con estas cosas y cada vez que tenía esta sensación... Me ponía los pelos de punta.

—¿Quién lleva tu walkie talkie?

—Se lo dejé a Minju y Soobin. Están al otro extremo.

Saqué el walkie talkie e intenté comunicarme con ellos.

—Hola, Soobin, Minju, ¿me recibís?

Esperé unos segundos y enseguida sonó el walkie.

Sí, te recibimos —respondió Soobin—. ¿Ocurre algo? Cambio.

—¿Va todo bien por ahí? Esto esta muy tranquilo, cambio.

—Esto esta igual... Ni siquiera hay zombies, cambio.

—¿Puedes comprobar que todos los puestos estén igual? Cambio.

Miré a Jiu que se encogió de hombros. Me quedé un instante mirando al walkie talkie esperando respuesta, respuesta que no llegaba.

—¿Soobin, estas ahí? Cambio.

Nada. Tragué saliva y Jiu no tardó en hablar.

—Será mejor que vayamos nosotras mismas.

Seguí probando el walkie y no obtenía respuesta por ninguna de las partes. No quiero decir que tenía miedo, pero lo tenía. Bajamos de la valla y fuimos al lado lateral donde debía estar Yeji y Ryujin pero no estaban, aquello terminó de matar mi nerviosismo.

—¿Qué mierda...? —dijo Jiu mirando a su alrededor.

Jiu me quitó el walkie talkie de la mano y presionó el botón.

—Minju, si esto es una broma no tiene ninguna gracia. Responde ahora mismo.

Como era de esperar, nada.

—Vamos a la parte delantera —dijo seria—. Si no están Yoohyeon y Siyeon es que esta mierda va en serio, nunca bromearían con esto.

Podía notar la preocupación en el rostro de Jiu. En ese momento me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos igual de tensas con respecto s lo que estaba sucediendo, y que si en algun momento hubo un mínimo de desconfianza... Se acababa de terminar aquel pensamiento.

Corrimos hasta el patio central y de nuevo... No estaban. Ahí me entro el miedo, el miedo de verdad. Karina... En ese mismo instante apareció Giselle corriendo hacia nosotras. Tenía sangre en la ceja, como su hubiera recibido un golpe en la cabeza.

—¿Qué ocurre? ¿Dónde están todos? —dije alterada.

—Han entrado.

Ahí sentí como el alma se caía sobre mí. Como si les hubiera fallado, como si hubiera hecho yo sola que entraran en la boca del lobo. En ese momento me sentí como una mierda.

De pronto el walkie-talkie emitió sonido dejándonos totalmente congeladas.

Pero bueno, si nuestra maravillosa lider se ha aliado con el enemigo —dijo con sarcasmo—, qué pena...

Joder, ese cabrón...

Jiu cogió el walkie talkie y habló sin dejarle terminar.

—¿Dónde están todos pedazo de hijo de puta? —le gritó.

Gracias por el halago, pero prefiero Taeyong a secas —dijo burlonamente—. Tranquila, están todos bien, incluso tu preciosa noviecita.

—Dime dónde estás e iré pero déjalas en paz.

Aquel chico rió, fue una risa tan asquerosa que me dio escalofríos.

No te quiero a ti, quiero a tu amiguita, la del pelo corto.

El walkie cortó y se hizo el silencio, Jiu alzó su mirada hacia mi y me miró con ojos de suplica, con ojos de por favor, ayúdame. Aunque no hubiera sentido nada de eso la habría ayudado de todas maneras, jamás les dejaría tirados, pero entonces Taeyong volvió a hablar y para mí todo se volvió negro.

O vienes a la sala grande, esa que tiene muchos colores, o tiro a la doctorcita por la ventana... Y no quieres saber la cantidad de hambrientos que hay ahí abajo —rió—. Tienes 10 minutos.

—Hijo de puta, le voy a matar, desgraciado.

La ultima vez que sentí tanto miedo fue cuando empezó el apocalipsis, en mi habitación del campus con Karina... Ese día fue el día que más miedo tuve en toda mi vida. Este se le acaba de sumar.

Pelearé con quien sea necesario, soportaré torturas, sangre, dolores inimaginables, pero a Karina no. A Karina dejadla en paz. Escuchar todo aquello hizo que mi vista se nublara y solo pensara en una cosa. Matar a aquel tío.

—¿Estas bien? —me dijo Giselle mientras mi mirada estaba fija en el walkie.

—Hay que ir. ¿Winter? —habló Jiu.

Alcé mi mirada hacia ella y asentí.

—Le voy a matar.

Jiu asintió.

—Esta bien. Te ayudaré —miró a Giselle—, tengo una idea.

i will survive | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora