Capítulo Cuatro.

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Notas mías... antes de empezar con la lectura... leen ese pequeño párrafo, estoy contenta por sus comentarios, sin duda se nota que les encanto esta historia. Yupi... yupi ... yupi.

La caperucita Roja tuvo tres versiones, la primera es una leyenda real de los Alpes que cuenta que el lobo es un mundo sexual y eso la pueden encontrar y leer la leyenda, llamada la verdadera historia de la caperucita roja y la pueden encontrar en YouTube Caperucita Roja ¿a quién tiene miedo? Pero también hay otra que se llama Caperucita Roja. Para adultos.

La segunda fue escrita por Charles Perrault solo que aquí no es tan infantil como el que nosotros conocemos tiene un final triste el lobo se come a la caperucita y a la abuela, dando enseñanza que no debemos confiar en extraños.

La Tercera versión fue adaptada por los hermanos Grim, el cuento infantil para niños que nosotros conocemos, sin duda para mi esta es la versión más bonita, ya que soy maestra de niños, jijiji, pero como la mayoría de lectoras Territanas somos adultas y nos gusta ver a Terry posesivo y sexual, prefiero contar como fue la verdadera historia de la caperucita y el hombre sexual a quien le decían lobo, espero que me sigan acompañándome en esta historia jejejeje...

Esta historia es más apegada a la primera versión, espero que no haya malos entendidos, yo estoy adaptando la leyenda real... ojo... solo para adultos... lleva contenido lemón fuerte y un poco de violencia género.

Esta historia no me corresponde sino le corresponde a sus respectivos autores, yo solo estoy adaptando. 

Capítulo 4

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Capítulo 4.

No puedo estar sin ti

Terry, sabía que dolería.

Los licántropos machos siempre se ligaban a su pareja de una forma encantadora y posesiva. Su vida, corazón y mente les pertenecía y darían todo por complacerlas y hacerlas felices. Su pareja se convertía en su propia vitalidad y no necesitaban nada más que mantenerlas a su lado.

Así funcionaban los licántropos. Ambas partes no podían mantenerse separadas sin sentir que morían lentamente.

Todo lo había escuchado de los machos de la manada. Siempre le pareció, de alguna manera, estúpido. Era incapaz de comprender como una hembra podía causar tal efecto en él y, a su vez, sintió celos de aquellos sentimientos. Vivir y respirar solo para su pareja, volverse adicto a su sabor y cuerpo sin saciarse siquiera, sentir la calidez de sus delicadas caricias.

Terry quería enamorarse. Encontrar a su igual. Y lo hizo.

Candy era todo lo que quería y necesitaba en la vida, y querían alejarla.

No podían, no lo permitiría. Candy le pertenecía y él le pertenecía a ella. Fueran humana y licántropo, eso no le interesaba. La necesitaba para seguir viviendo.

Después de una jodida semana, su cuerpo continuaba temblando, aunque su temperatura corporal siempre era alta. Tenía frio y su cuerpo pedía por el calor de su mujer.

La Caperucita Ingenua y el lobo seductor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora