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Su cita ha sido todo un éxito hasta el momento.

Acuario es como un niño emocionado en navidad, verdaderamente interesado en gozar su tiempo con Cáncer, quien no se queda atrás, pues no ha pasado desapercibido el brillo en los ojos del otro, entonces pone mayor empeño en sus conversaciones.

Han pasado a relajarse a un parque cercano a un restaurante que visitar en unos minutos, por mientras ambos saborean un algodón de azúcar que Acuario ha conseguido.

— No entiendo porqué poseen colores distintos si solo es azúcar y colorante. ¿Acaso afecta en algo al sabor? —es la cuestión que Acuario se plantea cuando han tomado asiento en un banquilla.

La noche ha caído fresca y desde esa distancia los sonidos de la cuidad nocturna se ahogan en la lejanía.

— Hmm, no creo. Es como algo más por variedad. ¿Mercadotecnia? no lo sé. A las personas nos llama el poder tener diversas opciones. —degusta la azúcar deshaciendo en su boca— No se si me doy a entender.

— ¿Estas queriendo decir que lo hacen para hacernos sentir independientes al momento de elegir entre el azul y el rosa?

— Ujum. Es una forma de resumirlo.

— Tiene sentido —concuerda pensativo—. Cáncer —llama bajito, recibiendo una afirmación balbuceada— ¿podrías describir el ambiente, por favor?

— Claro —afirma. Primero come lo que resta del algodón, para después poder acomodarse en su lugar.— No hay muchas personas, solo un par de adolescentes pasando el rato. He visto a tres mujeres pasar corriendo en unos cinco minutos. Ah, y en la banca de nuestra izquierda hay una pareja de ancianitos.

— ¿Pareja de ancianitos?

— Si. Se ven mayores ya, pero relajados —Cáncer les inspecciona, Acuario a su lado ha empezado a buscar su tacto, pero no lo nota— el señor besa la mejilla de ella con devoción, parece feliz que su gesto sea correspondido con un apretón de sus manos —justo ahí, en medio de su relato, Acuario a encontrado la mano que reposa en su regazo, la sostiene, delinea sus dedos y luego justa sus palmas.

Cáncer responde el gesto dejando un beso en la mejilla de Acuario, quien se ruboriza ante el nuevo tacto.

— ¿Estamos imitando a los ancianitos?

— Probablemente —vacila, avergonzado consigo mismo, pues eso es un poco más íntimo.

— ¿Lo harías de nuevo? por favor. El besito en la mejilla —aclara—. Me ha gustado mucho.

— Claro. Pero solo si me das lo que queda de tu algodón.

— Eso no es justo —replica— pero acepto.

No sé cuestiona mucho que está pasando después de eso, solo se dedica en no soltar la mano de Cáncer, no mientras él está robando su algodón. Se concentra más en calcular la diferencia aproximada entre sus dedos, unos cuatro centímetros, pues puede doblar la punta de los mismos con facilidad.

Ahora Cáncer está inclinándose para dejar un beso en su otra mejilla, sus labios están pegajosos por la reciente ingesta de dulce, deja la sensación sobre la mejilla de Acuario, a quien le encanta el acto.

— Ya está, trato completado —Cáncer se toma su tiempo al alejar su rostro del contrario.

Los ojos de Acuario está vez han acertado hacia la dirección de su rostro, pasa saliva notablemente, con una voz más tímida de lo esperado consulta :

— ¿Puedo hacer lo mismo?

Y Cáncer acepta sin pensarlo.

— Claro.

Floreria du zodiaque | Acuacan (en corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora