Tal vez era el momento de: parar, mirarse por dentro y reconstruirse. Era la ocasión perfecta para estirar los minutos e intentar retener el tiempo ( o al menos, esta vez, vivirlo conscientemente).
Vivíamos en ese mundo, que frecuentaba el presente, porque los futuros planeados, se caían cuando llegaba la siguiente ola.
No volverían a frenarnos los miedos; al arrebatarnos tanto un ser diminuto: aprendimos que estamos de paso y este regalo llamado vida, debemos exprimirlo en cada oportunidad que se nos presente.
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Antología de las ansiedades.
PoesíaNo sé si los opuestos se atraen o si dependen el uno del otro. Pero cuando llueve y hace sol el cielo nos regala un arcoíris.