Culpa.

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Hay que saber darse la mano a unos mismo
para poder levantarse y ver
que no era necesario
arrodillarse tan temprano.

Cuando ves que puedes levantarte
dejas de creer en culpas y engaños
encuentras paz en el espejo
y las manivelas de reloj te regalan:
una velocidad de tiempo más pausada.

Si hay mejor regalo que la vida
este es: haber encontrado el secreto,
para retener los minutos y las horas.

Entonces, aprendes a lanzarte al vacío
sin tener, nunca más, miedo a la caída
porque por fin lo descubres:
el alma no se rompe; se moldea
y lanzarse supone una oportunidad
para conseguir "tu mejor forma posible".

Antología de las ansiedades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora