Diario de un suicida

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       En una tarde lluviosa se veía caminar lento y sin vida casi como un zombi. Su rostro deprimido era causado por una profunda tristeza, su cuerpo flaco por los excesos de los vicios mundanos. La gente ya lo conocía era un indigente o como le decían un pobre diablo. Era plena hora pico en la ciudad de Sacramentum cuando llego al puente estuvo unos minutos meditando sobre su existencia. Cruzo las barandillas del puente dejo un bolsito amarrado –Espero que me perdonen– Se dijo a si mismo mientras se lanzó al vacío cayendo hacia la carretera. Sin embargo no murió estaba todo ensangrentado y con los huesos rotos, el podre hombre no le dio tiempo ni de quejarse casi inmediatamente fue atropellado por un camión que no tuvo tiempo de detenerse. De él no quedo nada ya que una llanta le despedazo los sesos.

El camionero freno apenas pudo sin éxito evidentemente, al cabo de un rato llego la policía los testigos presentes explicaron lo que paso uno de los pacos recogió la mochila

– Marco que hay en esa mochila –. Pregunto un policía de nombre Ezequiel.

– Un cuaderno no más bien un diario, son los recuerdos de un suicida –.

Esta es mi quinta vez en rehabilitación ya ni se porque sigo viniendo si mi familia y yo sabemos que esto es una pérdida de tiempo aunque los muchachos de este internado digan lo contrario. En esta ocasión los chicos me dieron un cuaderno para que apuntara mis vivencias y escribiera mi vida. Debería escribir desde el principio. Nací en una familia normal con mi padre, mi madre y mi hermano mayor el orgullo de mi familia. Teníamos problemas como todos, evitábamos en no cagarla para que mi padre no nos diera una paliza ya que es un hombre estricto no le temblaba la mano no le importaba si era una mujer o unos inocentes niños. Por otro lado mi madre es una señora sumisa con un gran amor hacia mi padre diría yo que lo quiere más a él que a nosotros es la que más ha luchado para que yo salga de las drogas o quizás la única. Por ultimo mi hermano el preferido de mi padre era bueno en deportes y en la escuela no era bueno pero tampoco era malo digamos que no era de dieses pero nunca reprobó ninguna materia. En nuestra niñez mi hermano y yo éramos muy unidos ya que nos teníamos uno para el otro debido a que mis padres trabajaban mucho para poder pagar un departamento decente en el centro de sacramentum, mi madre trabajaba en Galiar en Las maravillas de Mr. Pierro recuerdo que nos traía cusitas de allí y de mi padre nunca supimos adonde trabajaba ni cuanto ganaba.

Mi infancia simplemente no el recuerdo mucho de lo poco que me acuerdo era que mis padres no pasaban en la casa y que de chico tratando de cocinar me cayó una olla hirviendo nada más eso. De lo que sí puedo escribir en este cuaderno es sobre el colegio en ese sitio me hice rebelde todo gracias a mi hermano que al ser tres años mayor ya tenía sus malas mañas. A los trece años probé el alcohol cuando encontré a mi hermano tomando con unos amigos recuerdo la vendita resaca que me dio al día siguiente, me hizo jurarle que mi padre nunca lo iba a saber. Cuando cumplí 14 me fume un cigarro recuerdo que ese día casi me ahogo, llegue comiendo chiche como un idiota unas semas después consumí María. Mi hermano era bien drogo la diferencia entre él y yo es que él lo controlaba y yo no. Comencé a faltar más de lo que debía a clases tanto que ese año casi pierdo seis materias sin embargo pude pasar el noveno grado. Eso sí cuando mi padre vio esas notas me dio una paliza de la gran flauta. Mi mede decía que su memoria estaba fallando porque no recordaba a donde ponía las cosas aunque era yo quien las robaba y las cambiaba por algo de droga recuerdo que un día le cambie la plancha de ropa a un amigo por dos porros. Recuerdo que en una fiesta mi hermano ebrio sin ninguna razón me dijo -escuche nunca jamás inhales polvillo de hadas ojala le hubiera echo caso porque esa noche a mis quince años probé por primera vez la cocaína.

Desde que cometí ese error mi vida venia en decadencia, nadie en mi familia sabía ya que nunca estaban. A los diecisiete abandone la escuela, cuando le comenté a mis padres de lo que iba mi madre no estuvo de acuerdo pero mi padre dijo "gracias al cielo tu solo eres un gasto innecesario de dinero que nunca voy a recuperar y lo mejor que lo voy a poder utilizar para la universidad de tu hermano que no será un inútil sino un gran abogado. Un tiempo después conseguí un trabajo en el Rosse una zona no muy visitada de la ciudad." Recuerdo que compraba droga saliendo del trabajo pasaba todo el día empestillado lo más gracioso es que el que me las vendía era un niño de 11 años el puto amo sinceramente.

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