Parte Única.

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La puerta hizo un sonido quejumbroso cuando la abrió debido a que esta llevaba meses totalmente cerrada esperando por alguien. El azabache tomó una bocanada de aire fresco antes de atreverse a dar un paso dentro de la oscura habitación. Un pequeño vistazo le bastó para darse cuenta que todo seguía tal y como había sido dejado antes de que Itadori fuese llevado lejos de él. Suspiró sacudiendo levemente su cabeza alejando aquellos pensamientos intrusivos que lo acompañaban desde hacía días, por lo cuál decidió concentrarse en respirar cada pocos segundos de forma profunda para calmarse mientras tomaba pequeños pasos haciendo sonar el suelo de la habitación. Una mueca apareció en su rostro debido a que no estaba acostumbrado a que las paredes llenas de pósters y fotografías guardasen un silencio sepulcral, para su mala suerte ya se había acostumbrado al ruido proveniente del radio colocado en la cómoda junto a la cama.


–Esto es una estupidez.- se quejó en voz alta mientras sus manos pasaban por la pequeña peinadora que adornaba la esquina izquierda de la habitación.- Nada de esto va a cambiar algo.


De más estaba decir que Megumi había entrado a la habitación en contra de su voluntad y solo por recomendación de la terapeuta que Gojo había contratado para él. Rodó sus ojos notando las pequeñas fotos colgadas sobre el cristal del espejo y que le daban aquel toque hogareño que acompañaba a su mejor amigo a todos lados. Se atrevió a tomar una entre sus manos, específicamente aquella que habían tomado en el cumpleaños de Maki, así que el marco blanco guardaba las expresiones de felicidad de Itadori y Kugisaki que se habían encargado de acorralarlo al medio de esta por lo cuál su expresión albergaba confusión. Sin darse cuenta una pequeña sonrisa se había colado en su rostro ante el recuerdo de una vida sin preocupaciones; se sentía como una vida totalmente diferente. Volvió a dejar la fotografía en su lugar y dejó que su vista viajara por todo el lugar analizando que iba a revisar a continuación aunque honestamente tocar algo más se sentía en la yema de sus dedos como una invasión a la privacidad del de cabello rosa; y Megumi odiaba esa sensación.


Decidió abrirse paso al armario para ordenar un poco el desastre que sabía que encontraría. Las camisetas aún manchadas del perfume de Itadori estaban regadas entre los cajones y los ganchos de ropa casi vacíos en su totalidad a no ser por unas cuantas sudaderas. Sonrió con nostalgia recordando las millones de veces que había discutido con el chico pidiéndole que fuese un poco más ordenado, ahora si hubiese sabido todo lo que sucedería habría desperdiciado menos tiempo en aquellas estúpidas discusiones. Tomó la sudadera gris con cuidado y la observó unos cuantos segundos antes de llevar la tela suave contra su rostro permitiendo que el perfume llenase sus fosas nasales con fuerza acompañando a los recuerdos. De forma abrupta la risa escandalosa de Itadori llenó su mente ahogando a Megumi desde el fondo de su pecho, aún así dejó la prenda sobre su rostro que había comenzado a ser manchado por las lágrimas de impotencia que siempre trataba de esconder bajo el semblante de que todo estaba totalmente bien. Un grito silencioso lastimó su garganta y provocó que crispara las manos alrededor de la tela a modo de frustración porque toda la situación no era justa, para nada.


–Te odio. murmuró de forma repentina sin sentirlo en realidad, pero igual quería expresarlo en voz alta para alejarse de sus emociones reales.- Te odio tanto Yuuji, por hacerme quererte y luego hacer que deba acostumbrarme a no estar contigo.


Finalmente luego de varios minutos alejó su rostro de la sudadera y parpadeó varias veces para aclarar su visión empañada por las lágrimas. Una vez estuvo más tranquilo se permitió arreglar las prendas sin pensar mucho para evitar otra oleada de emociones negativas. Sabía que estaba mal el embotellar lo que sentía, pero aún así sentía que si hacía aquello todo solo sería un mal sueño del cuál debía despertar, para su suerte el azabache era un experto en fingir que todo estaba bien; lo había sido desde que era un pequeño niño. Parpadeó de nuevo confundido cuando se dió cuenta que la tarea había sido culminada y no pudo evitar maldecir entre dientes debido a que había perdido la noción del tiempo como si fuese una maldita máquina. Comenzó a revisar las pequeñas gavetas encontrándose con un montón de calcetines desordenados, más camisetas y pequeñas fotos instantáneas provenientes de la cámara que Kugisaki le había dado por navidad a Yuuji. La idea de crear un álbum con todas cruzó su mente y de alguna forma se sintió correcto en su pecho, pues sabía que esa había sido la idea original de Yuuji, solo que no había tenido la oportunidad de realizar su maravillosa idea como él mismo la había llamado.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2022 ⏰

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