Tenía todo lo que necesitaba, mierda, sí, lo tenía.
Buena posición económica, una buena familia, estudiaba lo que siempre quise.
Psiquiatría, sí, te preguntarás cómo terminé tan jodido.
En mi tiempo libre, cantaba en bares, pagaban bien.
Y aunque no lo necesitaba, me gustaba ganar dinero a través de la música.
Me gustaba en lo que me convertía cuando estaba sobre el escenario.
Sintiendo cómo la adrenalina, el peligro, recorre cada extremo de mi cuerpo.
Me gustaba dejar de ser el perfecto Jimmy, y sentirme vivo.
Las dudas que rondan en tu cabeza puedo llegar a comprenderlas, cómo es que un psiquiatra excepcional como yo, termina hundido en las drogas, y sucumbe ante la perdición viviendo cada día como el último.
Sí, érase una vez, Jimmy, el jodido Jimmy, era el hijo perfecto, hermano perfecto, era jodidamente perfecto.
Y eso, eso me tenía hasta la polla.
Siempre fui lo que esperaban de mí, siempre viví para satisfacer.
¿ Pero, y qué había de mí ?
Mi primer crimen fue lidiar con una persona extremadamente inestable.
Despertando al Jimmy que se reprimía, ese que ocultaba sus verdaderas emociones.
Siempre vi lo que realmente me forcé a ver.
Una familia desestructurada que ante el vulgo, era perfecta, sin negativos.
Mi interés por la psiquiatría se debía a mi hermana menor, siempre necesitó ayuda, la que mis jodidos padres se negaron a ofrecerle.
Niki sufría trastorno bipolar, su estado de ánimo era extremadamente relativo.
En casa todo estaba bien, aparentemente.
Ella era todo lo que me importaba, nuestro hermano mayor era un completo idiota.
Ejercí mi profesión, me convertí en el psiquiatra que ella necesitaba.
Pero me cargué una vida, no supe estar a la altura.
Todo lo que tenía era la mierda que pasaban en el bar de mala muerte al que comenzaba a frecuentar.
Y así, comencé a darme la mala vida que merecía por hijo de puta.
Nada, que no fuese la música, merecía la pena.
A los veintitrés años conocí a los chicos, la banda era todo lo que tenía.
No mantenía contacto con mi familia, no hasta la muerte de mi jodido padre.
La noticia no causó impacto alguno, pero no lo disfruté, ansiaba acabar con su maldita vida con mis propias manos.
Presionar su cuello hasta sentir como su miserable vida abandonaba su cuerpo.
Los sollozos de mi madre, me resultaron patéticos.
La vida de este hombre, realmente era insignificante.
Ella lo era todo para mí, y por su maldita culpa la había perdido.
Aunque gran parte de ella, era mía, yo y nadie más que yo, era el mayor responsable de la muerte de Niki.
Me sentía la mierda más miserable por ello, jamás me perdonaría.
Miserable, eso era...
Drogas y maldito dinero.
Antes de ti, solo deseaba joderme la vida.
Cuando te conocí, me sentí vivo una vez más.
Y por más enfermizo que resulte, vi su mirada en tus ojos.
Me recordaste tanto a ella, que sentí la necesidad de protegerte.
No podía cometer el mismo error contigo, tu mirada reflejaba temor, perdición, carecía de afecto.
Follarte, cariño, era diferente.
Había estado con un sinnúmero de chicas, a las que no volvía a ver.
Ventajas de ser el vocalista de una banda, y ciertamente mi físico tenía su parte.
Siempre se me dieron bien las chicas.
Pero ninguna podría compararse contigo.
Quería hacerte mía, no podría permitirme que alguien más pusiera sus manos encima de ti.
Fuiste mía desde que te observé por primera vez.
Y lo sabía, te necesitaba.
Molly, te he arrastrado a la perdición junto a mí.
Pero nadie, jamás se atrevería a insultarte, a tocarte, porque viviría para ti.
Te lo demostré esa noche, le había arrebatado la vida a un chico sin pensarlo, por llamarte cualquiera.
No podía, maldita sea, nadie podría insultarte.
__ ¿ Qué demonios ? __ la voz de Damián se escuchó vacilante.
Parecía disfrutar de la escena, qué demonios sucedía con este idiota.
__ Damián, no...
__ Tranquila, __ dijo, deteniendo las palabras de Molly. __ No pienso involucrarme, pero qué digo, ya lo estoy.
Sonreía plácidamente, Molly parecía inquietarse.
__ Tenemos que deshacernos del cuerpo. __ Zanjó.
__ ¿ Tenemos ?, __ dije, retándolo.
__ Soy testigo ahora, acabo de presenciar un asesinato. No deseo cumplir mis veinticinco años tras las rejas. __ Dijo, alzando las manos, en su defensa.
__ Pues bien, Damián. __ Dije, mi voz sonó calmada.
Le dediqué un guiño, él no dejaba de sonreír. La situación le resultaba divertida.
Molly tomó mi mano, la sangre comenzaba a secarse.
__ Bien, tenemos trabajo por hacer . __ Dije.
Y esa noche, Damián, el jodido Damián fue testigo de mi crimen.
Sabía de lo que era capaz, pero este chico no me temía.
No lidiabamos con nuestra presencia, pero no era la primera vez que nos cubríamos las espaldas.
Reglas de la banda, admito que no éramos una banda musical común.
Éramos raros de cojones, todos teníamos oscuros secretos.
Desde luego, ninguno hablaría.
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Jimmy
Short StoryEl deseo es perdición, oscuridad, es perderte para encontrarte. Llevar a la realidad cada imposible, vivir cada día al límite. Y yo, yo no creía en imposibles. Esta historia contiene escenas gráficas sobre agresión, sexo, drogas. Amor insano. Posesi...