6. Ikki

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6

Ikki

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Los días volaron en un abrir y cerrar de ojos y aunque Pandora se hallaba más cómoda en su situación actual estaba ansiosa y nerviosa por partir, constantemente su mente daba vueltas a la búsqueda de su caja: no dejaba de pensar en su posible ubicación ya que no recordaba que había pasado con ese objeto luego de abrirla hacia tanto tiempo.

—No recuerdo donde podrá estar... —pensaba yendo y viniendo en su habitación sin detenerse obligándose a hacer memoria pero, lo cierto, era que la abrió siendo una niña y no recordaba si había caído dentro de la bodega donde solía estar o se destruyó luego del escape de los gemelos—. La bodega a la que papá me había prohibido entrar. Ahora que lo pienso no sé por qué estaba abierta la puerta —analizo con calma aunque, a esas alturas, ya no importaba.

Lo único que tenía en mente era regresar y buscar hasta dar con ella así tuviera que levantar las piedras del castillo una por una. La mencionada bodega se hallaba en la misma ala que el patio de armas, en el lado opuesto al abismo por donde subía el infierno verde, el que venía desde las entrañas del inframundo. Sitio que solía estar poblado por un hermoso jardín lleno de flores y árboles; sitio que ella amaba siendo niña y que, recién, volvía a recordar.

La joven estaba sentada frente al tocador observando su semblante preocupado delante del amplio espejo. Sentía frustración al no poderse marchar a sus anchas ya que no sabía cómo llegar, depender de otros para movilizarse le parecía poco práctico pero, siendo las cosas lo que eran, no había más remedio que esperar a Ikki y la fecha acordada.

Solo dos días más.

En ese tiempo, se aventuró prácticamente sola por los alrededores de la residencia ya que le era indispensable enfrentarse al mundo exterior si es que pretendía buscar la caja por si misma, sin que Ikki o Shun lo supieran. No deseaba desatar el caos por algo de lo que no estaba segura, había cosas que se podrían malinterpretar y ella era buena en encontrar situaciones así. En que alguien quisiera engañarla, burlarse de ella; solo que en este caso, no era su intención burlarse de Atena sino en prevenir cualquier desastre.

—¡Vamos al poblado de Marathon a pasear! —Shun iba acompañado de Ikki cuando ambos aparecieron por la puerta para la agradable caminata—. Vamos Pandora, te gustará.

La tomo del brazo antes de la joven pudiera oponerse, aunque contagiada por aquel entusiasmo, Pandora acepto la invitación sonriente y gustosa. Salieron de la casa en medio de los dos, tomándolos del brazo y sintiéndose mejor que nunca al estar con ambos hermanos; ella en medio de ese par de chicos, como si fuese parte de una familia que nunca tuvo. Era poco común que Ikki los acompañara, era raro que fuese compañía de alguien en general pero, Shun logró convencerlo de ir con ambos al mercado de poblado mencionado. Al sitio más lleno de gente en las cercanías ubicado a un lado de un precioso lago según mencionó el hermano menor.

Pandora trataba de sentirse tranquila en medio de la gente que se dejaba ver por ambos lados de la avenida principal donde estaban los comercios para los turistas. Era la primera vez que la joven veía tanta gente reunida y su primer impulso era salir corriendo, no obstante respiro profundo tratando de ser fuerte. Emprendería un viaje con Ikki en un par de días así que era importante aprender a mantener la calma, tan solo apretaba el brazo del fénix cada que se sentía nerviosa.

—Todo estará bien —susurraba Shun sin dejar de sonreír.

—No pienses en la gente —sugería Ikki—, imagina que no están aquí y solo concéntrate en tu caminar —se escuchaba menos arisco cuando hablaba con tranquilidad pero, definitivamente, no era muy bueno dando consejos.

El retrato de fräulein HeinsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora