Capítulo 1 📏

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Había una vez… una persecución con adrenalina al 100. Tres personas corrían por sus vidas literal, ya que su dueño los perseguía hasta que…

–¡Vamos vamos vamoooos! Hacia la luz– grito mientras corría, una personita de voz masculina y al mismo tiempo señalo una gran puerta que estaba abierta y que por su parte recibían la luz del interior.

–¡Jack, eso es otro castillo!– respondió otra personita que ya estaba agitada de correr pero aún así lo seguía haciendo.

En la entrada de ese castillo o bien casa para nosotros los gigantones sucedía lo siguiente.

–Aquí tiene su pizza familiar con extra pepperoni y extra queso, que la disfrute– dijo y entrego muy amable aquel repartidor de pizzas. Luego de recibir su paga y su propina camino hasta su motocicleta y se alejo.

–Pizza pizza– decía aquel chico admirando la presentación de la caja y al mismo tiempo dando una patada hacia atrás para que cerrará su puerta. El olor que sobresalía de la caja de pizza era tan placentero que fue interrumpido por unos gritos que se escuchaban desde afuera.

–¡¿Dónde están?!– gritos con ya desesperación pero también con algo de furia, era un tipo no mayor de los 80 pero tampoco menor de los 50. Quién lucía con una bata blanca, cabello despeinado y anteojos.

Desde luego el chico supuso de quien trataba y solo rió crédulo y salió nuevamente encontrándose con aquel señor.

–Oh profesor excelente noche ¿No cree? Será que usted apetezca una rebanada de pizza de pepperoni recién traída aún se siente calientita estando la caja y estoy seguro que si levantó la tapa el vapor hipnotizara su olfato y tal vez hasta su paladar. Ya sabe, como un gesto de gratitud cof cof– provoco una tos falsa –suegro.

–Pizza, esa es una de las peores creaciones del hombre, debió estar loco al momento de crearla pues debería saber que el pan no se lleva con todo ese tipo de ingredientes invertidos no es más que comida chatarra que daña al mismo ser humano. En mis tiempos la gente no pensaba de esa manera y aléjate de mi hija– hablo con alta seriedad el profesor y al mismo tiempo concentrado con cada una las palabras que salían de su boca.

–Veo que está de aguafiestas, amargado y sobretodo alterado será que, ¿pasa algo, o se le perdió algo en específico?– pregunto con amabilidad.

–Nada que te importe jovencito, si vieras lo que busco tan solo te echarás a correr. Mira no me quites más de mi valioso tiempo que yo seguiré con mi búsqueda– luego de hacer negación con sus manos siguió con su linterna buscando.

Christopher solo se encogió de hombros y de nuevo entro a su casa cerrando la puerta está vez dándole un empujón con su trasero.

–Tal vez se le escapó una rata mutante– lo dijo para el mismo y coloco la pizza en la mesita central de la pequeña sala acogedora.

Mientras que con las personitas.

–Este castillo parece agradable, mucho mejor que el del profesor– menciono Jack admirando con entusiasmo el interior de la casa.

–No tiene pociones, es genial– hablo Joy colocando sus manos a la cintura y sonriendo mientras igual observaba cada detalle.

–Sin duda aquí jamás nos encontrará el profesor– esta vez y por primera vez en la historia hablo Malú, también admirando el lugar.

Grr grr grr, gruñido de perrito. Las personitas giraron su vista hacia atrás ya que detrás de ellos es donde venía el sonido de gruñido.

–¿Por qué nadie se acordó del dragón peludo? ¡Corran!

•| Mi Pequeño Amor |• (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora