Cuatro

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Los meses pasaron con tranquilidad, Yoongi estaba en un buen estado de salud a pesar de salir de una terapia intensiva, las noticias no dejaban de hablar de su caso y un expediente estaba abierto para averiguar el culpable del intento de asesinato.

Sentado en el sofá miraba los edificios que podía apreciar por su balcón, en su mente todavía resonaba aquella voz, negó repetidas veces convenciéndose de que todo era producto de su imaginación, algo de su subconsciente que decidía jugar con él.
Hace mucho no pensaba en Avery Joy, la dejó atrás desde el día que la encerró en esa prisión.

Su cabeza daba vueltas pensando en quien fue el atrevido que osó querer matarlo, necesitaba saberlo y enfrentarlo otra vez, ojo por ojo; Yoongi quería justicia.
Abrumado por el silencio de su hogar fue a la estación de policías donde trabajaba, sus compañeros lo saludaban amablemente felices de su regreso, llegó a la oficina de Karl, con la respiración acelerada y una notable ansiedad.

—Sé las razones de tu visita y es un rotundo no— Karl, su jefe, acomodó la montura de sus lentes fijando sus ojos en Min Yoongi, podía ver el fastidio ante su negativa, no obstante continuó con su decisión— no puedes llevar tu propio caso Min, hay otro equipo haciéndose cargo de ello, ve a casa y descansa.

—¿Descansar? ¿Lo dices en serio Karl? ¡Casi muero! Necesito saber quién fue el que se atrevió a…

—¿Matarte? Tienes muchos enemigos Yoongi, hasta yo a veces quiero matarte— rodó los ojos al escuchar esa voz femenina, ella le sonrió en un intento de simpatía— tenemos un par de sospechosos, prometo no decepcionarte.

Lisa Manoban, su compañera de trabajo y algo más, una mujer bella, audaz con un toque de letalidad que había llamado la atención de Yoongi desde que la conoció. Tuvieron una aventura amorosa que no duró más de un año sin éxito, pero siempre volvían a recurrir a las sábanas del otro cuando era necesario.
No podía negar que en cierto modo que Lisa llevara el caso lo hacía sentir más tranquilo, aun así, él necesitaba saber todo con detalle, de su propia mano hacer justicia.

—Jefe, por favor…— imploró.

—¡Qué duro eres Min Yoongi! ¿Sabes cuántos quisieran una licencia como tú? ¡Hasta a mí me gustaría! ¡Me tienes harto Min!— espetó Karl lanzando maldiciones, a pesar de que lo estimaba también le resultaba demasiado difícil lidiar con alguien tan determinado como él— Lisa, incluye a Yoongi en tu equipo, solo de apoyo, no puede hacer nada solo ver cómo avanza la investigación— con su cara roja por el enojo apuntó hacia el oficial— Lisa está cargo, no tú ¿Has entendido? No cometas un error o te dejo fuera.

—Si señor.

—Lisa espera afuera un momento— la joven salió sin rechistar dejando nuevamente solo a los dos hombres— tengo que decirte algo que no sé si aún te afecte directamente— el enojo de Karl desapareció adquiriendo un rostro de temor y preocupación— Avery Joy escapó hace unos seis meses de prisión, no pude decírtelo antes debido a tu estado, creo que es mejor que tengas cuidado.

El tiempo parecía detenerse para luego estallar como un cristal en la cabeza de Yoongi, sentía aquella voz que escuchó en el hospital haciéndolo estremecer, ¿Sería posible? ¿Tanto riesgo tomaría en ir a verlo? Y si fue a verlo… ¿Por qué no lo mató en ese momento? Volvió a la realidad cuando vio que Karl movía su mano frente de él, trago con nerviosismo y antes de hablar intento componer su voz.

—La estamos buscando, pero parece que la tierra se la tragó. Ya la buscamos hasta en China o Japón, pero no hay nada de ella, nada— anticipó pensando que eso aligeraría la opresión en el pecho que su subordinado sentía.

—Espero que puedan encerrarla pronto— dicho esto, el oficial salió en busca de su compañera.

Trataba de recordar aquella voz en el hospital, esa figura femenina la recordaba difusa, además de que los ojos era lo único descubierto que ella tenía. Pero la voz, era tan parecida a la de ella; negó como si eso le quitara a Avery Joy de su cabeza.

Hasta el fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora