Desde pequeña tenía la extraña manía de mirar el azul del cielo y perderme en el.
Cada vez que tenía la oportunidad de verlo, lo hacía. Ya sea de camino de la escuela a casa, de casa a la escuela, o de casa a la tienda de la esquina y de la tienda de la esquina a casa. Con el paso del tiempo dejé de hacerlo. De hecho, según mi madre, había dejado de ser o hacer muchas cosas.
Sin embargo, hacer las tareas del colegio y ser una estudiante ejemplar era una de las cosas que sin duda alguna no habían cambiado. Por esa razón, había ganado una beca en la mejor universidad del país. Pese a eso no me sentía satisfecha, ya que aunque había sido dotada de una buena memoria y excelentes habilidades en ciencias y literatura, no había logrado el puntaje soñado en el examen de estado.
Recuerdo exactamente lo acontecido hace dos meses, cuando los dichosos resultados fueron publicados. El puntaje perfecto era el cien. Yo y mi confianza esperábamos obtener un puntaje de sesenta o más. Todo se derrumbó al ver la casilla blanca con un veinticinco junto a mi nombre.
Desde ese día, dí por hecho que no aceptaba ni aceptaría nunca dicho puntaje. Sí, la fase de negación se había convirtido en un estado permanente.
Sueno algo dramática, lo sé. Y además de eso tambien resentida. Pero tomémonos un respiro y veamos el lado positivo.
Luego de un mes más de espera, los resultados de admisión de la universidad fueron publicados en la página web de la institución. A pesar de mi frustración por las fallas del internet todo se disipó al cargarse la página y ver el hermoso mensaje que mostraba la pantalla.
BIENVENIDA A LA UNIVERSIDAD DE SANDES, RÁNGEL ADAMS.
FUE ADMITIDA AL PROGRAMA CURRICULAR DE FILOLOGÍA CLÁSICA.
ESPECIFICACIÓN: BECA POBLACIONES VULNERABLES
Aún puedo sentir los abrazos y besos de mi madre con la gran noticia. Nuestros gritos y brincos se escuchaban por todo el hogar. Aquel día ella preparó mi plato favorito, pollo, papas fritas y salsa de ajo.
Después de todo, mi gran puntaje había servido para algo, más específicamente me había ayudado a ganar la beca, puesto que dadas las condiciones de la susodicha se aceptaban puntajes tan bajos.
Ya en nuestra cena de celebración surgió la conversación, lo que antes era un sueño ahora era en una realidad. Y era una realidad algo dura. Por un lado estaba el factor sentimental, mamá estaría triste porque me iría muy lejos y yo estaría triste porqué me alejaría de ella. Bangöl, la capital, se encontraba al norte del país y nosotras estábamos en el sur del mismo, eso conllevaba a un total de dos o tres días de viaje en autobús. Por otro lado se encontraba el factor económico, al ser una beca para las poblaciones vulnerables se nos daba alojamiento en la residencia estudiantil de la universidad por la que teníamos que pagar un porcentaje mínimo, no tan mínimo para nosotras. Además de eso también se encontraban los gastos en libros y alimentación. En nuestra pequeña huerta lo teníamos todo, y si no lo encontrábamos allí, acudiamos a la pequeña tienda de la esquina. Nos dabamos aquel gusto de vez en cuando, ya que el salario de mamá como empleada doméstica no era mucho. Por eso, sabíamos que mi estadía en la ciudad sería un duro golpe en nuestra pequeña economía.
Hablé sobre mi idea de estudiar y trabajar en las horas libres, pero ella se negó. Confesó que conseguiría un nuevo trabajo y que no tendríamos preocupaciones al menos durante los primeros meses, pues ella tenía su pequeño fondo de ahorros.
Sin embargo, terminamos por realizar un pacto: si las cosas se ponían difíciles yo conseguiría un trabajo de medio tiempo. Entre refunfuñones y malas caras ella aceptó.
Luego de eso los demás días pasaron rápido, hasta que llegó el último de mi estadía en el pueblo de Leyton.
Se suponía que el autobús enviado por la universidad llegaría al medio día, aún eran las diez de la mañana y yo me encontraba tratando de cerrar una de mis maletas. Mamá me veía divertida desde el umbral de la puerta, recogió un mechón de su cabello y se dirigió hacia mi. Imito mi posesión sobre la maleta, sentándose sobre ella. Ambas brincamos sobre ella hasta que la cremallera avanzó. Nos miramos y sonreímos. Luego guió su mano hacia el bolsillo de su delantal.
Una pulsera de manila negra con un dije en forma de llave yacía entre su mano.
—Máma, te dije que no compraras nada. —reproché al instante.
—No compre nada, y deja de regañarme. Soy tu madre. —gruñó tomando mi mano.
Mire la nueva adquisición puesta en mi muñeca. Volví mis ojos hacia ella poniéndome desde ya melancólica.
—Rángel, deja de ser chillona, tienes 18 años.
—¿Y eso qué?
Ella blanqueó sus ojos y soltó un bufido.
—Solo agradéceme por el regalo—dijo soltando una sonrisa juguetona.
—Gracias, mamá—rodee también los ojos.
—Y ahora pregúntame porqué te lo dí.
—¿Por qué me lo diste, mamá?---cuestioné con un tono monótono.
Ella pellizcó mi nariz en el acto.
—¡Oye!
Terminé con mi queja tomándome mi nariz entre las manos. Ella rió junto a nuestras manos. Sus ojos me miraron con aquel amor y ternura que siempre los llenaban.
—Será nuestra pequeña promesa —sentenció—. No se cuando sea la proxima que nos veamos, pero quiero que seas fuerte. Tienes que cumplir todos esos sueños que siempre me contaste, no importa si algunos cambian en el camino. Lo que importa es que tu estés bien con ello. Irte de aquí es un gran sacrificio, pero todo lo maravilloso que encuentres allá te lo mereces, mi amor.
—¿Y lo qué no es maravilloso?
Yo, la chica del control, ¿haciendo ese tipo de pregunta?
Ella solo me dio una suave sonrisa.
—Aprenderás a manejarlo.
Estaba dejando todo lo que amaba atrás, así que no podía desfallecer, no podía echarlo atrás. No podía defraudarla, no a ella. Así que en medio de mis lágrimas asentí varias veces con mi cabeza.
—Te lo prometo todo, mamá. Eso y más.
Le dí mi mejor sonrisa ladeada, muy triste de hecho. Y así me lance a sus brazos.
Pasado un momento sentí unas pequeñas gotas cayendo sobre mi hombro, posteriormente alcé mi mirada.
—Deja de ser tan chillona, Loraine.
—Oh, Rángel—sentí un manotazo inmediato en el hombro.
Ambas soltamos un par de risas,
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Rangel
Teen FictionNo se que rayos poner, pero puedes darle una oportunidad xd xoxoxo