Lie 3.

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Estaba por reclamarle, pero era más su egoísmo.

Era más su deseo de seguir siendo besado hasta que sus labios terminaran hinchados. Eran más las ganas de ser tocado por aquellas frías, grandes y blancas manos.

Quería que Rubén fuera sólo para él y de nadie más. Pero ¿cómo se atrevía a pedir eso?

"Irina no merece ésto".

Su mente se encargaba de atormentarlo al recordarle una y otra vez que Rubius estaba fuera de su alcance, pero su cuerpo, su corazón necesitaba ser consolado por las caricias que no tuvo por mucho tiempo.

Día tras día, noche tras noche su nombre se repetía en su cabeza.

Las conversaciones que tenían, la confianza, el vínculo que habían creado... no ayudaban.

Su pequeño corazón de pollo había caído en el amor de alguien que resultaba imposible de tener.

Mientras Quackity se ilusionaba cada día con el "juego", Rubén pasaba tiempo de calidad con su pareja.

Sólo a ella le decía en serio que la amaba.

O al menos eso pensaba el de gorra.

Estaban tomados de la mano mientras caminaban a pasó rápido. Pronto llegarían a su habitación.

No tenían ni idea de lo que iban a hacer, pero sabían que a partir de esta noche todo cambiaría.

-203, este es-Susurró.

Sus respiraciones estaban agitadas por caminar tan rápido. Así que se tomaron unos cuantos segundos para recuperar el aliento y dar el siguiente paso...

-Bésame.

Nuevamente tenía una imagen preciosa de Alex, como cuando había ido a su casa.

Amaba sus mejillas sonrojadas. Amaba sus ojos que transmitían tantos deseos.

La última vez sus ojos rogaban por perdón, pero ahora rogaban por ser devorado ahí mismo.

Ni siquiera se tomaron la molestia de revisar si gente estaba cerca. Ya no podían aguantar su lujuria por mucho tiempo más.

Así que Rubius tomó sus muñecas con fuerza y las colocó a sus costados bruscamente.

Se acercó a su oído para poder mumurarle...

-¿Cómo dijiste?-Con una mano sostuvo sus dos muñecas y con la otra comenzó a deslizar sus dedos por debajo de su camisa.

Su cuerpo comenzó a temblar. Sentir sus fríos dedos apretando desvergonzadamente su cintura mientras sentía su cálida respiración en el oído, lo hacían volverse loco.

-P-por favor Rubius-Mordió sus labios para evitar que jadeos escaparan.

Se acercó a sus labios quedando a centímetros de ellos.

-¿Quieres que te bese de nuevo?-Lamió los labios ajenos como burla-Consíguelo por tí mismo.

Lo soltó y abrió la puerta rápidamente. Se dirigió a su cama, se sentó y se quitó la estorbosa camisa que traía puesta. Su cuerpo estaba totalmente encendido.

El de gorra se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada para luego caminar hacia el mayor. Lo miró y... se maldijo a sí mismo por no poder controlarse. De verdad que el noruego lo tenía encantado.

Quackity se deshizo de sus pantalones, quedando en bóxers.

-Rubius...-Comenzó a subirse en su regazo de poco en poco-Te deseo tanto...-Se sentó justo en la parte íntima del nombrado.

𝙇 𝙄 𝙀 𝙎 ❀ 𝘙𝘶𝘣𝘤𝘬𝘪𝘵𝘺 ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora