Lie 5.

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ALERTA:

MUCHO TEXTO, XD. PERDÓN.

❀❀

Recordó que había acordado con su madre de ir a visitarlo junto con su hermana. Anteriormente vivían bajo el mismo techo, pero su madre decidió dejarle la casa, pues había encontrado una mejor zona para que su hija y ella vivieran en mejores condiciones. Pensó en llevar a Rubén con ellas, pero en cierta parte, era más seguro que cada quien estuviera por su lado, para así evitar problemas de acoso o cosas por el estilo. Así que, no hace más de unos 4 meses, comenzó a vivir solo, con de vez en cuando una que otra visita tanto de su familia como de su pareja. A veces, ambas partes se quedaban a pasar la noche por varios días. Afortunadamente, é
este no era el caso, y digo "afortunadamente" porque si su hermana llegaba a ver a Quackity se iba a emocionar como nunca.

Y por otro lado, Quackity se iba a avergonzar muchísimo si la conocía, pues es la hermana del Rubius... ¡Del Rubius!

No pudo evitar decir desesperado ésa noticia, pero lo hizo susurrando. Por lo menos Quackity no lo escuchó.

No sabía si decirle o no. Tampoco se alteró demasiado, pues estaba lloviendo lo suficientemente fuerte como para que su madre cancelara la visita y se quedara una noche más en algún hotel de Andorra. Aunque eso sí, uno de buena calidad.

Por ahora, estaban de camino a casa. Los dos estaban en silencio.

Rubius estaba manejando con mucho cuidado, la lluvia era bastante fuerte. Sino fuera porque tiene cochera, seguramente terminarían empapados aún si estuvieran expuestos por unos cuantos segundos para entrar a la casa.

No entendían qué había pasado. El atardecer estaba en su máximo esplendor, e incluso, se habían comenzado a preocupar, porque superaron el tiempo límite para tomar Sol en un día.

Pero ahora las calles estaban siendo inundadas por un aguacero. Las personas corrían desesperadas por encontrar un refugio, y otras, tenían la mala suerte de ser salpicadas por los autos que iban a grandes velocidades.

Por lo menos, Rubius iba a un ritmo más tranquilo, y todo gracias a que un pelinegro trataba de descansar un poco, pues todos sabemos lo difícil que es dormir en un auto en movimiento con un a velocidad muy rápida.

Lo miraba ocasionalmente por el retrovisor, cuando la luz del semáforo se tornaba de color rojo. Estaba en el asiento de atrás recargado en la ventana. Tenía sus labios ligeramente abiertos y sus pestañas acariciaban sus mejillas.

Y no se retractaba. No cambiaba de opinión con respecto a que Quackity era un chico sumamente encantador.

Llegaron a casa. Se estacionó en el garaje y salió del auto. Luego, abrió la puerta trasera y trató de despertar a Quackity moviéndolo un poco del brazo.

Éste tardó en reaccionar, pero finalmente lo hizo. Le había molestado el ser despertado, pero no dijo nada, sólo trató de ocultar su disgusto.

Aunque Rubius sabía muy bien su verdadero sentir. Ya lo conocía.

Seguía el ambiente algo pesado. Ninguno de los dos se atrevía a decir algo.

Rubius estaba avergonzado por lo dicho hace unos minutos.

Siquiera, ¿los patos sonríen?

Eso se lo estaba preguntando Quackity una y otra vez en su cabeza. No entendía muy bien la comparación. Sabía que los animales que lo representaba eran los patos, pero ¿por qué comparar su sonrisa con la de uno de ellos? No tiene sentido.

𝙇 𝙄 𝙀 𝙎 ❀ 𝘙𝘶𝘣𝘤𝘬𝘪𝘵𝘺 ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora