Capítulo 8

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Somos como la noche y el día:
Siempre cerca y nunca juntos.

Había llegado un día muy importante, la mafia negra se encontraba reunida en un gran salón junto a su jefe, Jack Conway.

Deliberaban sobre su próximo movimiento, deberían recuperar lo perdido, no se iba a quedar con sus manos vacías luego de enterarse que el mismísimo Paul Garcia, era culpable del robo el cuál había sufriendo hace unos días.

El pelinegro no durmió en días investigando, su grupo fue forzado a acelerar la producción de mercancía.

Conway, estaba uniendo poco a poco los hilos de la historia, no podía ser una casualidad de apellidos, necesitaba llegar al fondo de todo, debía descubir quién era realmente Gustabo Garcia.

─ La próxima carga de nuestro queridisimo amigo Paul está en juego ahora mismo. ─Sonrió el pelinegro mientras que pasaba su dedo índice alrededor de un mapa el cuál indicaba la ruta por la que iría dicha carga.

Gustabo, frunció el ceño confundido, no entendía como habían conseguido aquellos planos, ahora sabían los movimientos que harían los hombres de la mafia de su padre.

─ Señor, quiero ayudar en la misión.

El rubio decidió que estar en el momento indicado ayudaría a salvar la mercancía de su padre.

Conway embozo una sonrisa, su plan marchaba a la perfección.

─ ¿Ah si? Es una lastima, tengo a los hombres asignados, son perfectos para hacer la misión, no necesito a un novato. ─Informó el mayor.

Él mismo apunto con su dedo índice a la mitad de los hombres que se encontraban ahí, al instante se levantaron asintiendo para así luego retirarse del lugar.

─ Novato... ─susurró disgustado el rubio.

─ Eso eres, Gustabin.─ recalcó sonriente.

Los hombres de la mafia negra se habían armado por completo en armas y protección, no tenían pensado volver a perder.

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Horas después.

La misión había sido todo un éxito, la emboscada que realizaron en el camino por el cuál pasarían los camiones de carga de Paul Garcia, funcionó.

Púas en la calle hicieron explotar prácticamente las llantas de los camiones, tomándolos desprevenidos en una calle muerta fue muy sencillo.

Disparos, sangre, muerte, victoria.

Los camiones con la carga habían llegado a la finca de Jack.

─ ¿Lo vez? No fue necesaria tu ayuda, lo hicieron a la perfección.─ mencionó mirando al rubio.

Gustabo estaba con una expresión en su rostro muy poco alegre, todo lo contrario, su expresión mostraba preocupación.

Conway notaba cada expresión del chico, cada vez lo hacia más sospechoso y hacia que sus teorías se volverían más creíbles.

Jugando con Fuego // INTENABO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora