Lo recuerdo como si fuera ayer, era en día lluvioso, las pequeñas gotas de agua golpeaban con fuerza en el cristal de mi ventana, recuerdo que me levanté para ir al aseo, la sensación fría del suelo al entrar en contacto con la piel desnuda de mis pies; la lucecita que siempre tenía encendida se había roto esa misma tarde y al ser domingo no había donde comprar una nueva hasta el día siguiente, recuerdo sentir la ansiedad de verme rodeada de oscuridad. Salí corriendo al baño como si me persiguiera el mismo diablo, y al ser pequeña, no lograba alcanzar el interruptor del baño, a excepción de la poca luz que entraba por la ventana cuando caía algún rayo estaba todo a oscuras, apenas podía ver mis manos, hice todo lo que tenía que hacer en el baño lo más rápido posible y cuando acabé, corrí hacia la seguridad de mi cama, y entonces lo vi, salía de la habitación de mis padres, me quedé paralizada , debido a la oscuridad solo podía distinguir a medias una figura sombría recuerdo que justo cuando iba a gritar una rayo azotó con fuerza el cielo nocturno llenándolo todo de luz por un segundo, me quedé muda del miedo, su rostro estaba decorado por una grotesca sonrisa que iba de oreja a oreja, mostrando todos sus dientes; retrocedí un par de pasos, casi temblando, el comenzó a caminar hacia mí sin hacer un solo ruido, sus pasos era largos y en cuestión de segundos estaba a poco menos de un metro de mí, extendió una de sus manos y acarició mi mejilla, no podía dejar de temblar de miedo y el pareció notarlo porque me trató con una ternura impropia de su expresión, no es que juzgue a las personas por su apariencia pero alguien que se cuela en una casa ajena y sonreía a una niña de esa manera no parecía alguien amable, dejó de acariciarme al poco tiempo pero la sensación de su tacto aún permanecía en mi piel; otro rayo golpeó con rabia y aquel desconocido desapareció como si nunca hubiera estado, corrí al cuarto de mis padres a todo lo que mis piernas daban, irrumpí en la habitación y escalé la cama como si fueran los pirineos, me metí entre las sábanas y me abracé a mi madre con fuerza. Desde ese día y hasta los once años dormí todos los días en la cama de mis padres sin excepción, sin embargo poco a poco lo fui olvidando y lo dejé como una mala pasada de los miedos nocturnos de una niña de seis años , volví a dormir en mi habitación y aunque sentía muchas veces como algo o alguien me observaba y vigilaba nunca veía nada así que decidí que todo era mi imaginación, y así pasaron los años, después de volver a mi habitación traía a amigas de vez en cuando a dormir, un día , cuando tenía quince años, una de mis amigas se levantó sobre las 04:00 para beber agua, gritó tan fuerte que nos despertó a todos, mis padre se habían subido a dormir al campo ese fin de semana así que fue una "suerte" porque nadie se despertó , Martha, mi amiga, no dejaba de decir que había visto a alguien en la cocina esa noche, dijo que parecía un hombre bastante alto y que cuando ella gritó el desconocido saltó por la ventana de la cocina...cuando la escuché tuve un miedo casi instintivo sin embargo pronto lo olvidamos porque en las noticias salió a los pocos días que un ladrón había estado justo por nuestra zona y que lo habían encontrado, todas creímos que aquel hombre que Martha vio era ese ladrón. Ya habían pasado más de tres años de aquello, tenía dieciocho y estaba por empezar la universidad , era una noche común ,no había lluvia, no había viento, solo el sonido de los insectos como los grillos o alguna polilla golpeando se contra una farola, todo dormitaba en paz, mis padres llevaban dormidos un par de horas y yo estaba por dormirme también. Cerré mis ojos y de nuevo esa tétrica sonrisa me paralizaba , volvía a ese pasillo, a esa noche, ese dichoso relámpago iluminaba todo, y cuando su eléctrica luz se iba, esa maldita sonrisa se encontraba a pocos metros de mí, ese aliento putrefacto y fétido, esos dientes amarillentos , esos ojos, ojos que me observaban de arriba a abajo con nerviosismo, con ansia, con...deseo, un deseo extraño y tétrico. Cerré los ojos asustada y cuando los volví a abrir estaba en mi cama, empapada en un sudor frío y con la respiración tan entrecortada que parecía haber corrido una maratón, el corazón me palpitaba en la garganta ''de nuevo esa pesadilla'', pensé para mí misma, y cuando giré la cabeza lo vi, vi sus ojos, su sonrisa, vi como extendía su mano, sentí como acariciaba mi cabello y llevaba un mechón a su nariz para olerlo, poniendo una extraña expresión de, no sabría decir si placer o excitación; quería gritar pero algo ataba mi garganta, llámalo miedo, llámalo pánico, terror, llámalo como quieras, yo solo sabía que no podía gritar; sentí algo humedecer mi mejilla, recorrerla de forma lenta y pausada, una lágrima, lágrima que dio paso a un llanto, llanto que dio lugar a un grito, grité de la forma más fuerte que pude, grité a todo lo que mis pulmones daban, grité tan fuerte que mi perro se puso a ladrar, y cuando tomé aire para volver a gritar , su mano tapó mi boca, una mano sucia y sudada que tenía un olor extraño, se acercó a mi oído, nunca antes había escuchado su voz, le temblaba, pero no parecía ser por miedo, estaba nervioso pero no asustado, su respiración era agitada sin embargo no parecía ser por ansiedad...parecía feliz, contento. Su aliento , su repulsivo aliento caló en mi oído envolviéndolo en humedad, era asqueroso.
''Nos volveremos a ver, cariño'', esa afirmación que hizo con tanta seguridad y con una voz excesivamente dulce me encogió el alma, sentí que quería vomitar, en un acto de valor mordí la mano que tapaba mi boca, le clavé los dientes tan fuerte que, aun cuando trató de quitarla, se le hizo difícil, le hice sangre, mis dientes le dejarían marca y eso me alegraba, sin embargo no gritó o puso alguna mueca de dolor, solo volvió a sonreír con nerviosismo, parecía incluso más contento. Besó el lugar donde se encontraban marcados mis dientes y lamió de sus labios la poca sangre que este beso dejó.
Las luces del pasillo se encendieron y mi padre vino corriendo, aquél hombre solo saltó por la ventana segundos antes de que mi padre llegara, ventana que estaba cerrada antes de que o me acostara; mi padre irrumpió en mi habitación con un cuchillo en la mano a grito de ''¿QUE HA PASADO?'' ; encendió las luces de mi cuarto asustado , y ahí estaba yo, temblando sobre la cama, paralizada, con la boca manchada de sangre , un llanto silencioso pero constante y la ventana abierta de par en par.
Mi madre llegó a la habitación poco después de mi padre, mientras él se apresuraba a mirar por la ventana y mi madre corrió a abrazarme, el rostro de mi padre revelaba que no había visto a nadie, yo mientras tanto me limitaba a temblar entre los brazos de mi madre.
Algo subió desde mi estómago a mi garganta, yo veía venir lo que era así que me apresuré a correr hacia el baño, pero no llegué a tiempo y acabé vomitando en el pasillo como una fuente mientras mi madre me sujetaba el pelo y me daba pequeñas palmaditas en la espalda.
Esa noche, después de años de negación, acepté que no había sido la pesadilla de una niña de cinco años, esa noche la pasamos todos despiertos, aislados en el comedor, y con toda la utilería de cocina que cortara o pinchara alrededor nuestro.
Tras varias semanas sin apenas salir a la calle, volví a ir a clases, tanto mis padres como yo teníamos miedo pero, según mi padre, no podíamos vivir escondidos, y es lo que habíamos estado haciendo casi todo el mes. Las clases transcurrieron con la mayor normalidad del mundo, a medida que pasaba la mañana me fui olvidando un poco de todo mi miedo. Las clases terminaron y yo me apresuré a volver a casa, todo parecía normal, abrí la puerta y un olor bastante fuerte me golpeó de primeras, era un olor familiar pero un tanto desagradable, no hice mucho caso puesto que mamá siempre estaba creando y probando nuevas recetas, y la cocina nunca fue lo suyo así que...Fui avanzando, llamé a mi madre un par de veces pero nadie contestaba, cerré la puerta y fui hacia la cocina...Mamá estaba tirada en el suelo, me acerque a ella y me tire a su lado, cuando me di cuenta de que estaba sentada en un charco de sangre que provenía del cuello de mi madre lo único que pude hacer fue gritar, entrar en un llanto frenético acompañado por el pánico, abracé el cuerpo inerte de mi madre, aún estaba caliente pero su corazón ya no latía, y entonces comencé a escuchar pasos que se acercaban cada vez más. Solté el cuerpo y con el mayor sigilo que pude y me escondí en la despensa, ya estaba en la cocina, pasó varias veces por delante de la puerta de mi escondrijo pero no le prestó atención, sentía mi corazón en la garganta, quería vomitar, la ansiedad estaba carcomiéndome y yo no podía dejar de rezar por que no me encontrara, no era especialmente religiosa pero si había algún dios solo quería que me ayudara , temía que se escucharan los latidos que me golpeaban hasta en la cabeza y cuando escuché un silencio, cuando creía que me había escapado de ser asesinada abrió las puertas del armario, donde estaba encogida y temblando, de la forma más brusca posible.
No podía gritar, era presa del pánico...y también suya, se agachó frente a mí y me acarició la pierna con cuidado, yo no podía dejar de temblar, él me agarró de la muñeca con cuidado y comenzó a sacarme de mi rincón cuando estuve fuera acarició mi mejilla con su mano libre sin soltarme la muñeca con su otra mano.
- Shhhh... no tengas miedo, todo va a estar bien, tranquila...- sus palabras me inundaban los oidos y a cada palabra un escalofrío recorría mi columna, de verdad parecía querer tranquilizarme pero evidentemente solo lograba que le tuviera más miedo, no recuerdo nada más despues de esas palabras, solo recuerdo como todo empezó a oscurecerse hasta que ya no veía nada...no sentía nada.
continuará....
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Nos volveremos a ver
TerrorYo creía saber lo que era sentir miedo, miedo de verdad, creía que el mayor miedo que podía sentir lo sentí a los 16 cuando un borracho trató de arrinconarme o a los 14, cuando me quedé encerrada en el ascensor por tres días, pero no recordaba el pá...