Oscuridad

14 0 0
                                    

Al abrir los ojos no podía ver absolutamente nada, el olor a humedad era intenso, asumí que me encontraba tirada en el suelo de alguna habitación, o algo así,  ya que  sentía la dureza y el frío del pavimento ,  podía escuchar las gotas de agua que caían de alguna tubería , no se veía absolutamente ni un ápice de luz, no al menos hasta que comencé a escuchar unos pasos que retumbaban con eco , y una pequeña rayita de luz se asomó por lo que parecía la parte baja de una puerta, los pasos se detuvieron frente a mi  única luz y la sombra de sus pies se coló por la misma rendija, no pude evitar ponerme a temblar de inmediato, me encogí en una pequeña esquina lo más alejada de la puerta posible y mis lagrimas comenzaron a brotar como si hubieran esperado hasta que terminara de darme cuenta de mi situación para salir  a borbotones. La puerta comenzó a abrirse, parecía metálica por el ruido a oxidado que hizo, sonido que retumbó en todo el lugar , la silueta de aquel extraño parecía aún más grande a contra luz, y  aún más mirándole desde abajo, sus pasos eran rápidos y el espacio donde estaba encerrada era pequeño así que en cuestión de segundos estaba frente a mí,  yo traté de encogerme un poco más , como si de esa forma pudiera esconderme de él. Mis ojos se acostumbraron a la poca luz y entonces, por primera vez, pude ver su cara, era tan desconocida como familiar, había algo que me sonaba tanto, como si lo hubiese visto todos los días, pero evidentemente no era así, sus ojos eran grandes y podía ver un pequeño espacio blanco bajo su iris, tenía grandes ojeras, oscuras, como si llevara años sin dormir, su nariz era recta, afilada y  sus labios parecían agrietados y secos, no podía ver muchos detalles por la poca luz. Me miraba con nerviosismo y admiración, como si no fuese real, su mano se acercaba a mí, temblorosa,  esta paró a pocos milímetros de mi cara, parecía tener miedo de tocarme, pero aun así  lo hizo, con sumo cuidado, como un niño que toca a un bebé recién nacido, con emoción y miedo...al sentir el roce de su áspera mano contra mi piel traté de alejar un poco mi rostro, no quería que me tocara, no quería estar cera de él, y pareció darse cuenta de ello porque apartó su mano y se alejó un poco para levantarse y dirigirse a la puerta, antes de salir me miró con tristeza '' volveré en un rato para traerte la cena, tendrás hambre...'' con estas palabras concluyó y cerró mi única salida con llave, lo escuché alejarse y cuando sus pasos apenas se oían la poca luz que había se apagó, no diré que me relajé cuando se fue porque es evidente que sería imposible relajarse en esa situación, pero sentí como se liberaba un poco de tensión de toda la que tenía acumulada, trate de  buscar otra salida entre la oscuridad, una ventana, un pequeño hueco, una grita aunque fuera.... Nada, no había nada, la desesperación me consumía cada vez más rápido, la ansiedad me asfixiaba , sentía que me quedaba sin oxígeno, todo cerrado, todo sellado, ni un triste hueco para un  ratón....podía escuchar los pasos sobre mi cabeza, pero no podía oír nada a través  de la puerta, comencé a pedir ayuda, no sé cuántas horas pude estar gritando, me callé  cuando volví a escuchar las pisadas por el pasillo tras la gran puerta , trate de volver a mi posición anterior arrinconándome todo lo que pude en la esquina más alejada, la puerta se abrió y aquel hombre entró despacio, llevaba una bandeja en sus manos que dejó en el suelo con cuidado para poder cerrar la puerta tras de si, de nuevo la luz se iba, pero esta vez aquel hombre estaba dentro...sacó una linterna de su bolsillo y la encendió, iluminando con una tenue luz blanca el pequeño zulo en el que me hallaba. Tomó la bandeja de nuevo  tras dejar la enorme  linterna  en el suelo, y se acercó a mi para dármela, sus manos temblaban, puede que tanto como las mías, tomé la bandeja y la apoyé sobre mis rodillas, estaba famélica, comencé a comer como nunca lo había hecho, él me observaba, sonrió al ver cómo me detuve para mirarle.

-Me alegra ver que te gusta la comida- me hablaba con tono alegre con una sonrisa nerviosa  de oreja a oreja mientras torcía su rostro- la he hecho yo, es sopa de pollo, el pan lo  he comprado hoy de la panadería que hay dos calles más arriba, sabía que te gustaría, después de estar inconsciente dos días cualquiera estaría hambriento, no?- al escuchar esto último me sorprendí, dos días inconsciente....habían pasado dos días ya... él pareció percatarse de mi sorpresa porque continuó hablando- los enterré no te preocupes- su tono de voz cambio a uno más...tranquilizador?, dejé la bandeja a un lado, los había enterrado...estaban muertos de verdad, papá y mamá ya no estaban...las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo  sin control, me llevé las manos a la boca para callar mis sollozos- shh, shh, no llores, si te portas bien, algún día te llevaré a verlos~- sus palabras se fundían con mi llanto, comenzó a acercarse a mí despacio, hasta que estuvo justo a mi lado, sus brazos comenzaron a rodearme en un torpe abrazo, sentía  su aliento  entrecortado  sobre mi cabeza, y a pesar de que todo mi ser quería matarlo, dejé que me abrazara...necesitaba un consuelo en ese momento y ese monstruo era lo único que podía dármelo ahora mismo...no sé qué habría hecho de no ser por lo consternada que estaba; no sé cuándo dejé de llorar, ni cuando me dormí, solo sé que me desperté con el sonido de un fuerte golpe, al abrir los ojos, asustada por el estruendo, una luz  me golpeó con fuerza y cuando mis ojos se acostumbraron vi con claridad todo, era él, había puesto una lampara en aquella diminuta habitación, bueno más bien una bombilla desnuda de luz amarilla.

Cuando me vio despierta me sonrió y se acercó a mí, no me di cuenta hasta que se agachó frente a mí de que estaba acostada sobre una cama.

- ¿Te gusta?- me preguntó emocionado, poniendo toda su atención en mí- te he traído una mesa, y también he puesto una luz... me he dado cuenta de que no te gusta la oscuridad así que he puesto esta que tiene un regulador- su voz era suave, pero se notaba que estaba tan emocionado como un niño pequeño mientras me contaba acerca de las nuevas mejoras de mi ''habitación'' - te gusta?-  volvió a decir, la pregunta me pilló por sorpresa, me estaba mirando directamente a los ojos, y su mano rozaba la mía,  no pude articular palabra pero asentí con mi cabeza, cuando lo hice  una enorme sonrisa decoró su rostro , pero era una sonrisa diferente a las anteriores...esta vez no parecía un loco, obviamente lo estaba, pero si nunca nos hubiéramos viso y me hubiese mostrado esa sonrisa en la calle un día cualquiera, habría pensado que era una buena persona.

Aparté mi mano y él se echó un poco hacia atrás, me dedicó una mirada triste y  una pequeña parte de mí no pudo evitar sentir pena por él, sin embargo mi pena fue fugaz ,pues apenas duró unos segundos hasta que volví a recordar lo que le había hecho a mi familia y lo que me estaba haciendo a mí. Se puso en pie  sin apartar la mirada de mí -  he puesto una luz... m-me he dado cuenta de que no te gusta la oscuridad...- repitió con más nerviosismo que antes, aparté la mirada pues la razón de mi  miedo a la oscuridad era el profundo terror que él me provocó desde niña- también te he traído  acuarelas y un par de cuadernos de dibujo, sé que te gusta dibujar, no me gustaría que dejaras tu creatividad de lado...- me iba sacando de un pequeño cajón de la mesa todo lo que me iba diciendo ; de repente se detuvo en seco- ¡Casi se me olvida! - dijo muy emocionado, se dio la vuelta y cogió  un pequeño macuto, lo abrió y saco un oso de peluche de color beige, los ojos se me llenaron de nuevo de lágrimas , él se me acercó nuevamente y me dejó el oso  sobre la cama y yo me apresuré a cogerlo y abrazarlo con todas mis fuerza; ese oso me lo regaló mi madre con 3 años un día que volvía tarde del trabajo; él me miraba en silencio....nervioso, tal vez porque no sabía si decir algo o solo quedarse apartado a unos pasos de mí. 

-Gracias....- musité con la voz quebrada sin poder mirarlo directamente, él sonrió de forma amable y solo asintió.

-iré a traerte algo de comer, volveré enseguida- Me dio la sensación de que se fue únicamente para dejarme a solas unos minutos...y la verdad se lo agradecí, porque necesitaba llorar y  con él cerca no podía hacerlo.

Al cabo de un rato la puerta volvió a abrirse y él entró  con una bandeja en sus manos que dejó en la  mesa que había a la izquierda de mi cama, me quedé mirando a esa mesa y no fue hasta ese momento que me di cuenta que era la mesa del salón de mi casa, miles de recuerdos vinieron a mi cabeza, discusiones, comidas, cenas, toda mi vida había girado en algún punto alrededor de esa mesa, toda mi familia había comido en esa mesa...y yo ni siquiera había podido reconocerla de primeras... era de las únicas cosas  que me quedaban de mi anterior vida, la culpabilidad me carcomió por un momento y no salí de mi trance de culpa y memorias hasta que él volvió a hablarme.  




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 06, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nos volveremos a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora