05: ¿Me provocas y luego quieres huir?

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Rubí.

 

Mi rostro se mantuvo impasible ante su comentario, dándole a entender que no me interesaba en lo absoluto que supiera lo que estuve haciendo.

—¿Viniste solo a dejar claro que descubriste mi oscuro secreto o hay algo más? Quiero ducharme y tengo hambre —increpé con fastidio.

—Lo descubrí porque no te importaba que lo supiera, sé que las autoridades están al tanto de lo que haces y no hacen nada al respecto porque les conviene que les ahorres su trabajo —señaló acortando un poco más el espacio entre nosotros y por alguna razón casi di un paso atrás—. Eres la líder de una organización respetada, no una jodida asesina a sueldo —me recordó como si no lo supiera—. Sin embargo, no puedo juzgarte por lo que haces debido a que en algunas ocasiones también lo hice. Salvaste a tres personas hoy de un infierno que nadie debería conocer y tienes mi respeto por eso —lo último lo dijo con una impotencia muy palpable en su voz.

Noté que quiso decir algo más, sin embargo, lo guardó en sus pensamientos.

No supe qué decirle.

—Y sí, hay algo más —añadió dejando el otro tema de lado y observando mis labios con fijeza antes de volver a mirarme a los ojos. Estábamos demasiado cerca y noté que una incipiente barba le adornaba nuevamente el rostro.

—¿Qué?

—Quiero que cenes conmigo hoy —soltó indiferente—. Tengo que comentarte algunas cosas y tienes quince minutos para estar lista.

—No he aceptado ir contigo a ningún lado —alegué.

—Pero lo harás, te interesa, nos interesa a los dos —objetó.

Lo miré cansada e inhalé hondo.

—Te advierto que no estaré lista en quince minutos. —Me di la vuelta para salir.

—Y te aseguro que no esperaré más de treinta —le escuché decir.

Abandoné la biblioteca y subí las escaleras yéndome directo a mi habitación. No sabía por qué teníamos que ir a cenar para hablar de algo que podía decirme aquí, sin embargo, no estaba para discusiones después de el remolino de emociones que me dejó el día de hoy y necesitaba hacer algo para distraerme un poco.

—Elegí Diario de una pasión —avisó Olivia apenas entré—. Me daré un baño y volveré con palomitas y dulces.

Maldije en mi interior al recordar nuestro plan y ella me miró atenta esperando que aprobara su elección. Mierda.

—Sí, respecto a eso… vas a tener que esperarme un poco —le dije—. Black está aquí y quiere que cene con él.

Su entrecejo se frunció y luego alzó una de sus cejas sonriendo con diversión.

—¿Cena de trabajo o cena donde terminan saciando otro tipo de hambre? —insinuó ella levantándose de mi cama y metiéndose a mi vestidor.

—No voy a acostarme con él —aclaré y entré al baño quitándome la ropa.

—Cariño, sé que te dije que era una lastima lo imbécil que era, pero… ¡demonios! Ese tipo tiene pinta de que te dejaría caminando como Bambi —aseveró con emoción en su voz—. Es mejor eso a que te deje con las ganas como cierta persona.

Me reí negando por su indirecta muy directa. No iba a negar que hace dos noches en mi habitación el maldito logró encenderme como arbolito de navidad cuando dijo que quería probarme desde el primer momento en que me vio, me gustaba y admitía que en ese momento me vi tentada (por segunda vez) a ceder ante de mis deseos de besarlo. Sin embargo, caer con él sería hacerle creer que aceptaba ser suya hasta que le diera la gana y eso no iba a suceder jamás.  

Rubí [+21] || Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora