Capitulo 1. Llévame a casa

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Todo lo que Bakugou quería era entrar, pagar su comida e irse con su cena. Todo... esto no era parte de su plan.

Había sido un largo día de trabajo. Sabía que firmar en una agencia significaría comenzar desde abajo, pero esos documentos eran un montón de estupideces burocráticas que aturdían la mente y que solo le impedían hacer un trabajo real. Especialmente porque había demostrado ser el principal candidato para misiones de alto perfil en los últimos 4 meses.

Cocinar no era una tarea ardua en días normales, pero no estaba dispuesto a preparar la cena esta noche. Eso significaba que llamó para hacer su pedido habitual en la hamburguesería que estaba de camino a su casa para que la recogieran. Era un lugar informal con una iluminación tenue y una barra en la pared trasera para que los fanáticos de los deportes se relajaran los días de juego. Pero no fue un día de juego. Y no fue un grupo de muchachos de fraternidades universitarias o incluso hombres de mediana edad con trabajos sin salida ocupando los asientos esa noche.

Era Uraraka, con un vestido naranja que se entrecruzaba en la espalda y ondeaba hasta justo por encima de las rodillas. O, lo habría hecho, si no estuviera encorvada en un taburete de la barra, balanceando distraídamente sus piernas tonificadas de un lado a otro con tacones dorados. No parecía ser una borracha conflictiva, solo fruncía el ceño en silencio sobre su pequeño vaso de líquido transparente.

La había visto en el restaurante un par de veces antes, pasándose mientras recogían sus pedidos individuales para comer en sus respectivos lugares. Ella le dedicaba un saludo estándar, él asentía con la cabeza en reconocimiento y se separaban.

No había necesidad de que él iniciara el contacto, así que solo pasaría su tarjeta y se iría, pero aquí fue donde el plan salió mal.

Sin culpa alguna.

-"¡Bakugo!" Uraraka se animó en su asiento al verlo.

Sus ojos se movieron hacia ella para indicar que escuchó su nombre, pero antes de que pudiera irse con su comida en la mano, ella comenzó a agitarlo con un amplio arco de su brazo.

-"¡Bakugo! ¡Ven aquí!"- Estaba empezando a atraer la atención de algunos de los clientes más cercanos del restaurante. Y no solo la miraban a ella, sino que lo miraban a él para ver qué haría.- "¡Sé que me ves! ¡Vamos!"-

Con un gemido, a regañadientes se acercó a ella y tiró de su brazo hacia abajo. En retrospectiva, debió haberse marchado.

-"¿Qué quieres, cara redonda?"-

-"¿Por qué los chicos son tan idiotas?"- Ella miró con un ligero rubor apoderándose de su rostro. Tal vez estaba un poco más borracha de lo que se ve en el exterior.

-"¿Me estás preguntando?"- No pudo evitar enarcar una ceja interrogativamente. De todas las personas a las que quejarse por comportamiento ofensivo, pensó que él sería el último en la lista de cualquiera.

-"Bueno, todos saben que eres un idiota. No lo ocultas".-

-"¿Pero alguien más lo hizo?"- ¿Por qué se involucró?

Tal vez porque había una pequeña parte de él que se divertía con el compañero ebrio. Ella asintió demasiadas veces de lo que lo haría una persona sobria. -"Esta era la tercera vez que un chico esperaba meterse en mis pantalones en la primera cita. ¡Tercera!" - Le mostró tres dedos en la cara, que él apartó sin éxito. -"¿¿Puedes creerlo??"-

Honestamente, podía, pero no iba a decir eso en voz alta. Si continuara hablando de cómo se veía con ese vestido, obviamente sin sostén y acentuando su cuerpo tonificado, no habría manera de que él escapara y finalmente se fuera a casa.

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