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Un joven príncipe estaba arreglando su traje, ese era un día importante para el reino del end, donde se harían los juegos para saber quien se queda con su mano.
Se coloco su corona con un velo, su traje era negro verdoso con toques más claros de este, su mirada reflejaba incomodidad pues su ropa era demasiado ajustada, todo para remarcar sus atributos como un "doncel".
Su largo cabello fue recogido en una coleta, su piel fue tratada con las mejores cremas y tratamientos, siempre lo trataron bien aun si solo sirve como moneda de cambio para los distintos reinos.
Camino por los largos pasillos topandose con su madre, una dragona ya muy mayor, su piel estaba estirada, sus brazos se veían huesudos y su cara perdió toda belleza que tenia.
Una pasa arrugada y amargada.
– este es un día importante y decides ir así? Pareces una mujer de la vida galante, usa menos negro la próxima vez, dudo mucho que alguien quiera tomar tu mano con tu cara.
Solo suspiro, odiaba a su progenitora, más que nada porque ella siempre lo culpa de su envejecimiento diciendo que si nunca hubiera criado a un mocoso mal agradecido que nunca seguía sus palabras seguiría joven.
Bueno, no era culpa de el que su padre siempre se ve joven por sus viajes al mundo terrestre y ella siempre quiera estar rodeada de lujos en ese castillo.
Llegaron a la arena donde se veían distintos príncipes y guerreros, tomo su asiento al lado de sus padres, se notan aburrido desde un inicio, ya sabía todo el proceso, lo paso por cuatro veces seguidas y ninguno le llamo la atención, todos esos ingenuos piensan que pueden tratarlo como incubadora al tener la capacidad de dar hijos, todos ellos piensan que adornandolo con oro joyas caería a sus pies.
Primero era un tiro al arco, quién lograba dar en el centro pasaba la prueba, después era una competencia de obstáculos, los primeros cuatro en pasar quedan a la última ronda que era una lucha de vida o muerte según a las palabras de su madre, pero solo era dejarlos heridos, no matarlos.
Así que ahí estaba, comiendo fruta del end viendo como ahora diez idiotas intentaban conseguir su mano y desposarlo, todos parecían tener problemas en la primera prueba haciéndolo reír.
Su madre le dio una mirada de que guardará silencio, solo siguió comiendo.
– si sigues comiendo así te verás más gordo de lo que estas, ya pareces en cinta.
Esa anciana si que es de lo peor.
El juego termino teniendo a ocho clasificados para la siguiente prueba.
