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El día apenas iniciaba para un esclavo comprado, willyrex, este se levantó de su algo incomoda cama mientras tomaba su ropa de trabajo y se dirija a una especie de baño.
Hizo su limpieza personal usando productos que el príncipe le regalo, incluso teniendo cuidado con sus plumas, pues estas eran lo que más le prestaba atención el príncipe y si notaba alguna pluma maltratada lo regalaría, es decir, aun si solo es un juguete por sus caprichos, lo trataba y cuidaba bien, incluso le ofreció ayudarle a limpiar sus plumas que aveces se llenan de mugre por su trabajo.
Se vistió y fue directo a la cocina para tomar una revananda de pan para comerla rápido e ir a tomar la bandeja de comida para su señor.
El trabajo fuera de lo que muchos piensan al ser un esclavo, es algo tranquilo pues le toco con una persona agradable que siempre le pide no hacer todo por el, todo lo contrario a los demás que estaban destinados a soportar los enojos mañaneros de la reina, el rey si bien también era muy serio e incluso demandante, era justo y siempre recompensaba su esfuerzo, pero pobre aquel que cometa un error en su precencia.
Al único que no soportaba era al esposo de su "dueño", ese hombre era todo menos elegante y con etiqueta, era un completo cerdo, incluso lo vio coqueteando con una de las esclavas que llego con el, una amable canaria que rara vez canta por lo incomoda que se siente ahí, en si, odiaba a aquel hombre engreído, siempre intentaba hacerle la vida a cuadros por estar al lado del príncipe, llegando a romper cosas o tirar comida al suelo para decirle que lo limpie, aunque casi nunca lo hacía ya que el rey y el príncipe siempre decían que no era su trabajo servirle a el, que su trabajo era servirle únicamente al príncipe, para eso tenían muchos trabajadores.
Llego a una gran puerta con decoraciones doradas, toco un poco y se escucho un leve pase del otro lado, entrando con cuidado, lo primero que noto fue el lugar echo un asco, cuadros rotos, mantas desgarradas, la cama estaba prácticamente tirada en el suelo, había vino y vidrio por el suelo, entre todo eso vio un bulto de mantas blancas donde se asomo el príncipe frank, se le notaba destrozado, triste, eso le envío una punzada a su corazón y que un nudo en su garganta apareciera.
— lamento el desorden, pero necesitaba desahogarme, si puedes, llama a alguien para que lo limpie.
— mi señor, se encuentra bien? Si voz se escucha muy mal, puedo ir a la cocina a por algo dulce y caliente para si garganta.
— no es necesario... Ya lo dije, solo necesitaba desahogarme un poco, nada de que preocuparse.
— pues a mi me preocupa.
Dejo la bandeja en un mueble no tan destruido y fue directo al bulto de mantas, con sus brazos de espagueti intento levantar al príncipe con cuidado, notando unos rasguños en esa piel suave.
Lo dejo con cuidado en la cama y se fue a por la bandeja, dejándola en los pies del azabache.
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Terminaron algunas personas de limpiar la habitación del príncipe, tenia nuevos cuadros y una nueva cama, ahora mismo se encontraba con varios parches en su piel, también unas cremas para aliviar el dolor y estaba tomando un té con algunas cosas del mundo, le dolía la garganta y sentía que le quemaba pero a la vez le aliviaba el dolor de sus cuerdas vocales.
En todo ese tiempo, willy no se alejo de el, al contrario, lo cuido en todo ese tiempo, dando aviso a sus padres de que supuestamente resivio un ataque de alguien en el castillo.
Ese día se lo dieron libre de hacer cosas, su padre se veía preocupado, todo lo contrario a su madre y esposo quienes solo dijeron que eran excusas.
Se debe mencionar que entre todas las cosas que el sirviente hacia sus alas terminaron por ningún lado, así que frank deseaba acomodar esas plumas blancas.
Un día algo tranquilo si se podía decir así.
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