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Era ya la tarde, el príncipe estaba tranquilamente en su balcón viendo el cielo extraño de su mundo, al lado de el estaba su sirviente quien se le notaba algo tímido a su lado.
Con su esposo fuera del reino por otro viaje el cual tardaría más en llegar, estaba más tranquilo, respirando sin tener que escuchar escuchar esa voz fastidiosa, también tenía oportunidad de pedirle a su sirviente que si le dejaba limpiar sus hermosas alas blancas.
— willy, puedo limpiar tus alas? Las veo demasiado desatendidas
— príncipe frank, no puedo aceptar eso, mis alas están bien.
— casi olvido que soy el príncipe, ahora lo diré como una orden, entonces, siéntate en mi cama, voy por unas cosas, espero que cuando llegue estés ahí.
Se levantó de su lugar y salió de la habitación, willy solo miro, hizo lo que su señor le pidió sin chistar, así que con cuidado se quito la parte superior de su ropa estirando un poco sus adoloridas alas por los diminutos huecos que había en su traje donde podía dejarlas salir, al poco tiempo llego el príncipe con una caja la cual tenia bastantes cosas que según el vio en un libro, servían para limpiar las alas de los híbridos.
Vio una sonrisa amable en su rostro, se relajado un poco mientras el más alto se sentaba atrás de él y empezaba a limpiar las alas.
Inicio con las más alejadas a su espalda, quitando piedritas o plumas dañadas, luego paso un trapo algo húmedo por estas quitando toda la mugre que se encontrará por ahí, al poco rato llego al medio, donde hizo que sus plumas se esponjaran al tocar un nervio sensible en esa zona, soltando un grasnido desde su garganta haciendo que los movimientos se detuvieran de golpe.
— te lastime? Si te duele debes decirme
— no pasa nada príncipe, puede seguir.
La limpieza siguio, con pequeños escalofríos y grasnidos de por medio, se sentía bien tener sus alas estiradas de par en par, incluso su pequeña bola de plumas se movía alegre por esa tan satisfactoria sensación.
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