Dos semanas antes
— Minho, cariño, despierta. Ya hemos llegado —habló con suavidad la madre del nombrado.
El viaje en tren se le había hecho tan largo que se había quedado dormido, pero cuando vio a través de la ventana aquella vieja estación...
— ... Sí. Y por eso me iré. No quiero estar cerca de un enfermo de mierda como lo eres tú, marica — espetó, mirando como el otro se agarraba las mejillas y se tallaba los ojos, intentando no llorar.
A Minho se le armó un nudo en la garganta. La imagen de aquél escenario llegó a su cabeza: el desgastado puente de madera, lleno de candados e iniciales grabadas, y debajo suyo el río de agua cristalina.
También a su mente regresó la sonrisa de aquél chico, y como esta poco a poco se iba desvaneciendo por culpa de la imbecilidad en sus palabras.
— Eres malditamente despreciable, Lee Minho.
El chico corrió lejos, mientras que el nombrado tomaba su maleta y se iba en la dirección contraria, en camino a la estación de tren donde lo esperaban sus padres.
— ¡Minho! Por el amor de Dios, te he estado llamando para que bajes que ya hemos llegado.
El chico salió de aquél recuerdo, asintiendo repetidas veces. El cansancio que traía desde que salió de casa había desaparecido.
Limpió rápidamente las pocas lágrimas que cayeron por sus mejillas. No iba a llorar por cosas que sucedieron en el pasado. Además, estaba casi seguro de que el otro chico ya habría olvidado lo que pasó ese día... ¿cierto? Suspiró pesadamente.
Minho había rogado a sus padres para que de alguna manera volvieran a vivir en el pequeño pueblo de su infancia, pero su padre había sido llamado a Sydney debido a "cosas del trabajo" y su hermano llevaba meses recuperándose de una hernia discal.
De todas maneras, cuando su hermano hubiese terminado su recuperación y su padre los negocios que tenía por hacer, podrían fácilmente volver al pueblo.
Pero para Minho sería una espera de meses; por esa razón fue que su madre y él viajaron antes aprovechando que las vacaciones de verano estaban por terminar.
Nunca nadie le preguntó a Minho la razón de tanta insistencia en volver a un pueblo insignificante...
Bajó del tren con su maleta en mano. Tendría que caminar hasta su casa bajo aquel caliente sol. No contaba con el calor que hacía cada temporada de verano.
Durante todo el camino se mantuvo cabizbajo, hasta que el particular olor a lavanda inundó sus fosas nasales. A lo lejos, cruzando por el pequeño camino que aislaba el campo de lavanda, divisó su casa.
Sin embargo, eso no fue lo único que vió.
Entre las flores lilas, observó la cabellera rubia de un chico. El chico de las flores.«Sunggie...»
Notó que Jisung agarraba su bicicleta, dispuesto a irse. Minho dejó su maleta ahí mismo y corrió hacia él.
— ¡Jisung! — lo llamó, pero no hubo ninguna respuesta —. ¡Sunggie!
El nombrado giró sobre sus talones. Solo una persona lo llamaba así. Minho se acercó a él, abrazándolo fuertemente, con intenciones de no dejarlo ir.
— ¡Sunggie! te extrañé tanto...
Jisung se separó de Minho, empujándolo.
— Aléjate de mí — fue lo único que respondió, subiéndose a su bicicleta y alejándose con rapidez de aquella escena.
«¿Qué le pasa? Seguramente fue el "Sunggie"»
Minho se devolvió a recoger su maleta, y se adentró en su casa.
«Mierda, seguro fue por eso»
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The Flower Boy ━━━━━.Minsung
Любовные романы𝐓𝐇𝐄 𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑 𝐁𝐎𝐘 | ❝ Si tanto te duele, si tanto me extrañaste, muéstrame esas lágrimas que me has escondido por tanto tiempo. ❞ ▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔ ᴡᴇʟᴄᴏᴍᴇ ᴛᴏ: ᴛʜᴇ ꜰʟᴏᴡᴇʀ ʙᴏʏ ▔▔▔▔▔▔▔...