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"Querido Mirio, eres el único a quién quiero cocinarle el resto de mi vida. El precio es quererme. "

Por una pelea en clase, la fémina ahora estaba en detención, pero es que el rubio cenizo de su clase decía idioteces y no pudo quedarse callada, así que le pegó, cosa que ocasionó muchos desastres.

Para su buena suerte, la habían dejado sin supervisión realizando trabajos. Y Togata ya se había colado en el aula, si alguien venía tan solo debía desaparecer por el suelo.

Llevaban un rato así, sentados frente a frende en la misma mesa, y a Togata se le acababan los malos chistes.

—¿Sabes qué le dijo un perro a otro perro?

—No. —prestaba poca atención, pues copiaba textos de un libro.

—¡Guau! —y echó a reír.

Ella paró de escribir y lo miró reírse, también queriendo hacerlo, se pregunta porque sus bromas infantiles la hacían feliz.

—Oye, senpai. —él estaba metido en su propia alegría y la ignoró.

Horas antes, por la mañana, ya le había dado su tazón de ramen.

Entonces la chica se levantó, cruzando la mesa, y sin planearlo antes, besó la mejilla del rubio. Él se giró a verla sonriendo nervioso y por supuesto, colorado.

Activó su don accidente y desapareció debajo del suelo.

Ramen | Mirio Togata. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora