Ascensión

capitulo 19

Descargo de responsabilidad: Bleach no me pertenece ni el nombre de Kurosaki Masaki, ambos pertenecen a Tite Kubo. Soy dueña de mi OC bajo el nombre de Mai.

Comentarios: ¡Los comentarios son muy recomendables! Las llamas no lo son.

Gracias Aurelias por tu reseña. No tuve la oportunidad de responderte personalmente porque te registraste de forma anónima.

Muy por debajo de los restos de la otrora enorme e imponente fortaleza conocida como Las Noches , las llamas parpadeaban en sus antorchas, proporcionando apenas iluminación a la oscuridad que inundaba las cámaras subterráneas ocultas. Las sombras se arremolinaron y cambiaron cuando una figura emergió y entró en el resplandor de las llamas. Las llamas mismas parecieron estremecerse levemente por un momento mientras proyectaban una luz anaranjada sobre el cabello blanco plateado y los ojos rasgados ilegibles. El hombre vestido de blanco apenas dio un paso adelante cuando una voz delante de él preguntó: "¿Qué pasa, Gin?"

"Parece que el Gotei 13 finalmente dejó el Falso Karakura, Aizentaichō " , explicó Gin, sus labios se torcieron en su habitual sonrisa traviesa pero juguetona.

"¿Es eso así?"

"Sí. Parece que probablemente se preocuparon por el aumento de la actividad de Hollow en la Sociedad de Almas, aunque creo que a estas alturas ya deben haber notado el pequeño insecto arrasando Rukongai , ¿no crees?"

Hubo un momento de silencio.

"Dudo que entendieran el significado de esto por sí mismos".

"¿Estás pensando que un pequeño pajarito les dijo?"

"Estoy seguro de ello, pero no importa". Hubo un ligero crujido, seguido de un sonido de raspado. El rostro de Aizen apareció encendido por un resplandor blanco que emanaba de la palma de su mano. Un pequeño orbe azul purpúreo descansaba allí, latiendo y volviéndose de un blanco brillante cada par de segundos.

"Es solo cuestión de días antes de que el Hōgyoku despierte por completo y la Sociedad de Almas, tal como la conocen, deje de existir", dijo Aizen, sus labios se torcieron en una sonrisa. El Hōgyoku continuó latiendo.

Con el ceño fruncido en profunda concentración y gotas de sudor brillando en el resplandor naranja emitido por el escudo frente a ella, Orihime se sentó en una silla junto a una cama que contenía a un hombre empapado en sudor. Parpadeó cuando el brillo de Shun Shun Rikka aturdió los ojos que antes había mantenido cerrados. Y de repente el resplandor se fue dejando la habitación con la tenue iluminación natural de la habitación.

Orihime jadeó dentro de la máscara protectora que llevaba puesta. Inconscientemente se lamió los labios agrietados. Mantener su concentración la había llevado a morderse los labios. Ella había sanado a tantas personas que ya estaban al borde de la muerte, partículas lejos de dejar de existir... Habían estado con tanto dolor, sudando profusamente y gimiendo y tosiendo...

Mientras miraba al otro lado de la habitación, vio filas de camas con enfermeras a los lados. Ambas partes usaron máscaras protectoras. Todavía había tantas personas que requerían curación, aquí en esta habitación y en otras habitaciones esparcidas por todo el edificio.

"¿Estás bien?" preguntó Orihime, una vez que recuperó el aliento. Su voz se quebró ligeramente. Ella necesitaba agua.

" H-Hai , creo que sí", murmuró el hombre, aparentemente todavía aturdido al creer que ya no sentía dolor. " Arigato ".

"Bien," murmuró Orihime, limpiándose la frente. Se reclinó un momento en la silla, antes de empezar a levantarse.

"Inoue- san , creo que es suficiente por ahora", dijo una suave voz femenina.