Sentimientos [Yamichar Week 2022]

Día 1: Promesa

Un espacio completamente iluminado. No había más que una luz blanca que abarcaba toda el lugar.

En él, Charlotte contemplaba la espalda firme y ancha del capitán de los Toros Negros. Estaba algo confundida, por lo que decidió llamarle.

—¿Yami? ¿Qué está pasando?

—. . .

No había respuesta por parte del pelinegro. En vista de la nula respuesta, la de cabellos dorados quiso acercarse y llamar su atención.

Pero cuando comenzó a dar pasos a su dirección, sentía que una brecha se abría entre ambos. Intentaba alcanzarlo, mas solo veía cómo se alejaba más y más de su posición.

—¡Espera! ¡No te vayas!

Sus piernas no resistían más, sin explicación alguna. Cayó de rodillas, sintiéndose inútil. Tenía que levantarse y alcanzarlo, pero no podía.

—¡Detente!

Los pasos del de tes morena se detuvieron. Miró hacia atrás unos segundo, haciendo el ademán de que giraría. Entonces, la luz se disipó, siendo reemplazad por completa oscuridad.

En ella, Yami se desvanecía. La cara de Charlotte se mostraba estupefacta. Él... había desaparecido.

—¡Yami! —gritó con fuerza, sintiendo sus cuerdas vocales temblar.

Y entonces, la oscuridad terminó cubriéndose también.

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Sudor incesante caía de la frente y pecho de la pelirrubia. Había tenido una pesadilla, la cual para su bien culminó.

Sin embargo, la sensación de angustia seguía presente. Su cabeza no paraba de rememorar lo soñado, sintiendo sus ojos humedecidos. Todo por lo que recientemente había ocurrido.

Por medio de los informes dados, se enteró que el capitán de los Toros Negros, junto al de Amanecer Dorado, habían sido raptados. Los causantes del acto fueron capaces de asesinar a gran parte del escuadrón de William, como también derrotar a dos de los más fuertes caballeros magos.

Una mezcla de emociones pasaban en su cabeza. Se sentía impotente al no haber hecho algo para evitarlo; molesta por el nuevo enemigo que se presentaba y lo que había hecho.

Pero también sentía pesar y tristeza, como miedo. La persona a la cual amaba fue separada de ella. En base a la información dada por el vice capitán de los Toros Negros, él sería utilizado en un ritual, perdiendo la vida de por medio.

A primera instancia, lo único que pasó por su mente fue en rescatarlo. No había otra idea más en su cabeza, haciendo lo posible para prepararse.

No obstante, los pensamientos negativos también estuvieron al acecho. "¿Qué le estarán haciendo? ¿Estará sufriendo? ¿Podrá resistir? ¿Seguirá con vida?"; preguntas que eran imposibles de responder al momento.

De verdad quería pensar en cualquier cosa menos eso. Pero le era imposible no preocuparse por el pelinegro, quien había robado su corazón desde el día en que la rescató.

Por ello, una noche antes que partieran rumbo al Reino de Espada, la mujer de piel de porcelana y ojos azulados despertó súbitamente.

La angustia le estaba matando. La idea de que fuera demasiado tarde hacía acto de presencia.

Pasó su mano por su frente, quitando el sudor que restaba. Decidió cambiar su vestimenta de dormir, viendo que el cielo dejaba el azul oscuro para mostrar unos ligeros tonos violáceos con anaranjados.

La noche estaba a punto de culminar, por lo que decidió vestirse para la misión anticipadamente. Se lavó el rostro, sostuvo su uniforme en conjunto con la prenda especial que se fabricó para la ocasión, y se preparó para lo que vendría.