Capítulo 3 El sol empezaba a asomarse de a poco por una de las cumbres, Cornelius que estaba recién levantándose se había enterado que su madre había tenido un pequeño accidente mientras llevaba el agua a casa, a pesar que los hombres tenían prohibido hacer los quehaceres del hogar Cornelius siempre ayudaba a su madre en muchas de estas, por ello él siempre estuvo bajo los retos de su padre y la burla de otros infantes, pero en realidad a él no le importaba ya que la única cosa que de verdad a preciaba era a su madre y a su padre siempre lo desprecio por comportarse tan fríamente con ella, siendo que ella ha sido la única que ha estado a su lado siempre. Desde que Cornelius conoció a Lucius, siempre se pregunto qué es lo que diría su madre respecto a esta relación tan riesgosa, sí, riesgosa incluso él lo sabía pero aún así no podía detener esos sentimientos tan fuertes que hasta había veces que le causaban dolor.
-madre! ¿Estás bien?.- Cornelius se acerco a toda prisa a su madre que estaba sentada en una de las sillas que una vecina había traído.- ¿Por qué no me has despertado? Te hubiera ayudado.
-No es nada mi vida, solo que mi edad que me ha jugado una mala pasada.- le brindó una de esas típicas sonrisas cariñosas de madre.- además si te pedía hacer algo como esto… tú padre se enojaría demasiado.
-No me importa lo que él piense, si fuera por ello varias cosas de mi vida hubiesen sido de otra forma, y nunca hubiese conocido de Lucius…-murmuró por último.
-¿Qué ha sido lo último que has dicho? No lo he podido entender.
-No era nada importante, ven vamos a casa, yo llevare eso por ti.- Cornelius tomo el balde con agua.
-Mira allí está el afeminado, es horrible ¿no crees?.- murmura un chico que estaba rodeado de otros chicos de su misma edad.
-Escuche que para poder alimentarse él y su familia se está vendiendo a los patricios…
-Lo siento hijo, todo esto es porque estoy débil.- la madre miro al suelo de forma arrepentida.
-¿Lo dices por los rumores? ¡Ja! La verdad nunca me ha importado lo que dicen, mientras yo y las personas más preciadas para mí sepan cómo soy en verdad soy feliz.
-En verdad eres un buen chico, lástima que tu padre no lo vea de esa forma.- su madre lo miro con un poco de lastima.
Cuando llegaron a casa por suerte su padre no volvía aún de sus pláticas matutinas de política con los vecinos, Cornelius se había dirigido hacia la pequeña cocina donde se puso a ayudar a su madre a pelar unas cuantas papas, cuando estaban ellos dos solos siempre había tranquilidad, se podía escuchar cada murmullo de los alrededores, pero cuando el padre de Cornelius llegaba empezaba a gritar como le gustaría que fuera su hijo o le daba sermones a Cornelius sobre política de la cual a él no le importaba, Cornelius siempre encontró más divertido lo que las mujeres hacían a veces él igual pensaba que era raro, pero con el tiempo no le tomo importancia.
-¿DONDÉ ESTA MI HIJO? ¡LUCILA DIME DONDE ESTA EL PEQUEÑO HOMBRE DE LA CASA!.- el padre de Cornelius interrumpió en la casa gritando como siempre lo hacía, Cornelius siempre supo que su padre lo quería pero solo que no mostraba su cariño de la forma más apropiada, últimamente él y su padre habían estado discutiendo mucho.
-Aquí estoy padre.- Cornelius salió de la cocina.
-¿Qué hacías en la cocina? El hombre no debe estar en la cocina, ven aquí y toma algo con tu padre.- se había sentado en la mesa.
No padre, terminare de ayudar a mi madre en la cocina, creo que eso es más importante que perder el tiempo tomando un trago contigo.
-No perderemos el tiempo, hablaremos de política, no seas marica y ven aquí.- el padre empezaba a impacientarse.
-Lo siento, pero no hare lo que tú digas ya soy un hombre adulto y además yo no…
-¡¿Qué eres hombre dices?! ¡No se le dice hombre aquel que pasa bordando toda la tarde! ¡No puedes ser hombre si no haces cosas de hombres!.
-¡siempre dices lo mismo! ¡Entiende que yo no quiero seguir ese régimen! ¡Estás mal de la cabeza deberías saber que soy diferente!.
-¡¿Qué diferencia hay?! ¡Los dos orinamos parados y se nos para al ver a una…
-¡ESTOY ENAMORADO DE UN HOMBRE! Yo… estoy enamorado de un hombre…- Cornelius observó el rostro de asombro de su padre y después volteo a ver la expresión de su madre, que estaba igual que la de su padre.
-Tú… ¡TÚ NO ERES MI HIJO! ¡LARGO DE AQUÍ Y NO VUELVAS!.- su padre se acerco a él y le dio un puñetazo rompiéndole el labio, lagrimas habían brotado de el rostro de éste, Cornelius se levanto y salió corriendo.
-¡hijo!.- la madre salió a buscarlo.- ¡espera un poco!.- Cornelius se detuvo.- solo está sorprendido tienes que esperar a que se cal…
-¡¿esperar?! ¡¿Cuánto más tengo que esperar mamá?! Tú ya lo presentías ¿cierto? Yo no soy normal, soy raro…
-Tú no eres raro mi vida, solo eres especial y para mi tú siempre serás mi hijo, mi pequeño niño.- la madre acaricio cariñosamente el rostro de Cornelius.- mi niño, si quieres irte yo no te detendré, eres libre de hacer lo que quieras, después de todo tú mismo dijiste que eras un hombre ¿cierto? Puedes buscar tú destino, además siempre supe que este momento llegaría, te lo dije antes, eres un muy buen chico, la persona que este contigo será muy afortunada, después de todo serias una muy buena esposa.- la madre soltó una carcajada y Cornelius se unió a ella.
-Es que aprendí de la mejor, te extrañare mucho madre.- Cornelius le dio un pequeño abrazo a su madre.- volveré a buscar mis cosas mañana cuando él no este, esta noche me quedaré con Domitius, así que no te preocupes.
-Entonces ten cuidado, yo me encargare de hacer que se calme tu padre.- le dio un beso en la frente y observo como su hijo se alejaba de ella e imágenes pasaron por su mente, como cuando él había dado su primer paso o dijo su primera palabra.- ha crecido tan rápido.- murmuro y lagrimas brotaron de sus ojos.
Cornelius se dirigió al lugar en el que siempre esperaba a su amado, pero por más que esperara Lucius nunca llegaría al menos en esa tarde, mientras lo esperaba Cornelius se había quedado dormido y cuando despertó ya estaba oscuro, su labio le dolía, sentía que esa tarde había sido una de las más largas que había vivido. Se estaba poniendo helado y el viento soplaba cada vez más rápido por ello decidió encaminarse hacia la casa de Domitius, ahora que lo pensaba Domitius siempre estuvo allí para ayudarlo o defenderlo, pero esta vez no quería aprovecharse de nuevo de de su amabilidad y decidió al menos pasar esa noche en el bosque, aun que sería riesgoso hacerlo. Cornelius se había quedado dormido, pensaba que a lo mejor por la tarde tan ajetreada que había tenido se sentía el doble de cansado, así que el bosque no fue un obstáculo para dormirse. Cuando se despertó a la mañana siguiente, el entorno en el que se había dormido había cambiado, el frio que sentía se había vuelto una calidez y los árboles había cambiado por paredes y a su lado en vez de ver simple hierba, había una persona que lo sostenía cariñosamente. -¡¿Lucius?!.- dijo separándose de golpe provocando que se cayeran de la pequeña cama. -Cornelius has despertado.- Lucius se sentó en la cama y se estiro. -Co… ¿Cómo he llegado aquí?.- pregunto Cornelius aún confundido -¿Qué “como llegaste”? yo te traje por supuesto, ayer estaba aburrido cuando me desperté después de una siesta y decidí ir a ver si estaba en el mismo lugar de siempre, te encontré durmiendo y como era tarde pensé que tal vez había peleado con alguien y no querías volver, después de todo estabas llorando en sueños y tu labio estaba roto.- Lucius se acerco a Cornelius y le extendió una mano para ayudarlo a pararse. -Tú capacidad de deducir fue muy acertada.- contesto Cornelius mientras se sentaba en la cama y en ese momento se dio cuenta que estaba con otra vestimenta de la que tenía el día anterior.- ¿incluso le has pedido a uno de tus esclavos cambiarme de ropa? -¿esclavos? ¡Como se te ocurre que le pediré eso a un esclavo! No permitiría que alguien aparte de mi te viera desnudo, así que yo te cambie de ropa, la tuya la están lavando.- Cornelius se había vuelto rojo tomate.- bien, iré a preguntar por el desayuno quédate aquí y no te muevas, eres mi invitado especial.- después de decir eso se retiro del cuarto. “no me pregunto nada de lo que paso, de verdad es un buen tipo” pensó Cornelius mientras observaba el cuarto después de todo era la primera vez que estaba en un cuarto en una de las casas de los patricios. Después de estos acontecimientos Cornelius sintió que se había enamorado aún más de Lucius.
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solo pido una cosa y es tener un final contigo
Romancey este es el fin o un nuevo comienzo?espero que les guste la historia, yo la ame y me hubiese encantado una continuación pero quien sabe.. tal vez en algún momento la aya... Bueno me despido espero que nos sigamos leyendo n_n