TCA ー Carrera x Spreen

02

Al día siguiente nadie tocó el tema de anoche, simplemente se despertaron y hablaron de diferentes temas.

Aunque bueno, Carrera tenía una conversación pendiente, él ya venía sospechando de antes pero no lo quería aceptar, no quería aceptar que su amigo este pasando por algo feo.

—Eu, Spreen—Pensando seriamente si sería correcto hablar ahora.

—¿Quéu?— Respondió resaltando la U.

Estaban un poco separados, Carrera en
la cocina y Spreen en su Set-Up configurando algunas cosas para el stream de esta noche.

Pensó. Pensó mucho si sacar el tema—No, nada ya está—. Lo mejor es no hablar.

—Da boludo ¿Qué pasó?— Por fin girandose de su silla para estar así frente a frente a Rodrigo.

—No, no nada me olvide— Una risa un poco fingida salió se la boca del chico.

—Mmm bueno— Y de nuevo volvió a su computadora.

No sabía que decir, no sabía cómo sacar el maldito tema pero lo dejo. “Ya está, en otro momento se lo voy a decir”.

—Eu mira que la comida está afuera— Dijo revisando su pedido si es que llegaba en buenas condiciones.

Iván lo miro rápido —Uy, no tenías que pedir perdón por ser mal anfitrión—. Sudor fría salía de sus manos —Ahí voy a buscarla—. Acto seguido se levantó de su silla y empezó a buscar las llaves de la puerta.

—Las tengo yo— Jugo un poco con las llaves hasta por fin decir —Te acompaño, vamos—. Así se dirigieron los dos hacía el ascensor del departamento.

Carrera por mientras se miraba al espejo intento arreglar su cabello que parecía más una selva que algo estable.

—¿Te arreglas para el repartidor?— Emitió Iván mientras lo miraba por el espejo.

Rodrigo se rió —Y si, ¿qué?—. Le devolvió la mirada desafiante a través del espejo.

Una chispa de deseo disparó sus miradas, no sabían que era. O bueno, no querían aceptarlo.

Iván finalmente se rió y se quedó callado. Justo cuando se terminó de reír ya habían llegado al primer piso del departamento.

Rodrigo fue a pagarle al repartidor que se ve que lo reconoció y le pidió una foto de mientras que Iván estaba adentro esperando a Rodrigo.

Los vidrios por dentro se podía ver lo que pasaba afuera y él veía cada cosa que hacía el repartidor. Iván no iba a aceptar que estaba muriendo (literalmente) de celos, aunque era tonto, Iván sabía y siempre se lo repetía que eran solo amigos. “Amigos” pensó por última vez.

—Dale amigo subamos que estoy cagado de hambre— Sin darse cuenta ya Rodrigo estaba yendo por el ascensor apurando a Iván para que camine rápido.

—¿Qué te pasa?— Pregunto de nuevo el castaño que había notado el repentino cambio de humor del pelinegro.