One Shot

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Las órdenes que yo debía cumplir con mi obligación de bruja eran: Tratar de no meterme en problemas grandes todo el tiempo para estar a salvo, evitar quedarme mucho tiempo en una tierra para no elaborar un sentimiento de cariño por los lugares a donde vaya, y volver a casa cuando dé por concluido mi viaje.

Cualquiera podría pensar que eran de fácil cumplimiento, pero lo único en lo que ponía peros es de no hacer algo cuando hay algo a mi alcance...esa regla prácticamente me la saltaba la mayoría del tiempo.

¿Qué hay de experimentar un sentimiento amor en el transcurso del viaje?, ¿podría lidiar con eso o solo me podría dar más problemas?.

Nunca se lo pregunté a mi madre, pero yo en ese momento no tenía la menor idea de que mi corazón iba a pensar en algo más que los viajes, que alguien se robaría la atención de mis pensamientos para estar observándola o imaginándola por horas, días y sueños.

La primera vez que me llegó el pensamiento a la cabeza fue cuando me despedí de Saya en el país de la honestidad, dándome un hermoso collar que deseaba cargar con mucho estima y protección. Antes de que ella me lo diera intenté negarme, porque al verlo mi cabeza solo llegaría a la pregunta de cómo estará.

Pero entonces otra pregunta apareció para responder a la primera, ¿por qué debería preocuparme tanto por Saya?. En cualquier caso también debería hacer la misma pregunta con la maestra Fran o mi propia familia...o incluso yo misma, es solo que con Saya las cosas eran diferentes y no sabía que se volverían más extrañas con pasar el tiempo.

Yo me pregunté que pasaría si encontrará un fuerte sentimiento con alguien, sin importar si fuese otra bruja o un hombre, mientras veía el collar de delfines y con eso instantáneamente el reflejo de la bruja del carbón aparecía sobre mis pensamientos.

"Sería una enorme coincidencia". Me dije yo misma, burlándome de el asunto.

¿Elaina enamorada de alguien?, si eso realmente pasaría, los hombres podrían ser brujas también...pero no pueden.

Como si fuera el destino que estuviera tirándome indirectas o empujándome a ello, me volví a encontrar varias veces con Saya. Oh en serio, no estaba entendiendo porque ahora me fijaba en todos los detalles de ella poco a poco, como nos gusta hablar mucho cuando tenemos la oportunidad de vernos empecé a tomar la costumbre de preguntar más sobre cómo fue su niñez, como iba en el trabajo, cuál era su sueño, como era su día a día en general; escucharla y me entretenía por horas.

Yo le contaba historias de las últimas pasantías interesantes o sucesos que he vivido, me consolaba en algunas ocasiones cuando había algo triste de por medio. A ella le encantaba invitarme a comer en cafeterías o pasear, comiendo pan en un ambiente en el que ambas nos sentíamos cómodas estando juntas.

Había mucho que descubrí de Saya, ese lado "pervertido" es algo minúsculo en comparación de lo buena que es ella.

No dejaba de pensar que nosotras teníamos cosas evidentes en común y hasta en cierta forma una persona observadora lo vería en nuestro aspecto sin ningún problema.

Cuando pasaban cinco semanas en la que no nos veíamos, pensé que podría estar haciendo o si estaba bien...incluso me preguntaba si ella también pensaba en mí. Yo me empecé a alterar porque estos pensamientos y preguntas se volvían constantes todo el tiempo, en ese momento supe que estaba desarrollando sentimientos por ella y solo me puse más tímida para admitirlo.

Saya era realmente alguien que cualquiera quisiera tener de pareja...incluso alguien como yo. La forma para descubrirlo era guardarme los sentimientos hasta el día que la volviera a ver, ahí es cuando sabré si ha pasado de ser una amiga especial para mí a algo más.

Órdenes que encadenanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora