Tal y como quería. Sí, Inui había conseguido lo que tanto buscaba. Cuando se propuso sacar a Kokonoi del clóset, juró que haría cualquier cosa para conseguirlo, incluso si con ello debía presionarle al límite. Podía sonar como una mierda de persona, pero lo cierto es que se sentía incluso satisfecho de haber logrado su objetivo, aún cuando sabía que Koko en aquellos momentos estaba mal y seguramente tendría ganas hasta de llorar.
Debía ir a por él, porque ahora llegaba la mejor parte si todo iba acorde a su plan. Además de que no podía abanadonarle así como así después de lo que había hecho. Inui ni siquiera dijo nada, se levantó del sofá y desapareció de la escena ante la mirada de todos.
-¿Y a este qué coño le pasa ahora? - preguntó Izana con incredulidad.
-¡Suerte, Inupi...! - le deseó Hina con todas las fuerzas, esperaba que la próxima vez que hablara con Inui, fuera siendo ya novio de la persona que amaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Inui subió por aquellas escaleras que le resultaron interminables hasta llegar a la azotea de la casa de los hermanos Shiba. Se encogió con suavidad al notar cierto frescor, aunque era natural, ya era bien entrada la noche y a esas horas refrescaba. Allí encontró a Kokonoi, apoyado en la baranda y mirando a la nada con un rostro triste y afligido. No iba a negarlo, le dolía verle así por su culpa, pero había sido necesario hacer aquello, aunque estuviera mal decirlo.
-Koko. - le llamó, pero no recibió ninguna respuesta. - Oye Koko...
-¡¡Cállate!! No quiero verte ahora mismo.
Inui se sorprendió por el elevado tono de voz que el moreno empleó, y, sobre todo, por sus palabras. Kokonoi jamás le había mandado a callar de esa forma, y tampoco le decía que no quería verle. Ah... Estaba enfadado de verdad. Tenía que solucionar aquello antes de que fuera demasiado tarde.
-No me voy a ir.
-Inui, te lo pido por favor. Vete. Vete con Draken si tanto te gusta.
Le acababa de llamar Inui, cuando él siempre le llamaba Inupi. Aquello le había dolido en lo más grande, pero eso último que había dicho... Sí, definitivamente estaba celoso de Draken.
Inui caminó hasta quedar a su lado, apoyándose también en la barandilla. Ahora que se fijaba, las vistas eran preciosas. Siempre le gustó la noche, pero esa noche podían verse las estrellas perfectamente, además de que al estar en alto, tenían una panorámica de la ciudad digna de fotos de Instagram.
-A mí no me gusta Draken.
-¿Ah, que no? ¿Y entonces ese morreo tan asqueroso que ha sido? Te he visto la cara y no estabas precisamente sufriendo. Se te veía bastante gustoso, más bien.
-Draken tiene novio, eso para empezar.
-¿Y? Existen las infidelidades, y a ti te puede gustar perfectamente aunque tenga novio.
