Epílogo

4 0 0
                                    


5 años después

Un pequeño niño con cabello negro y ojos violeta corría libre por el jardín que la Reina había hecho para tener un lugar donde descansar y observar a sus futuros retoños recorrerlo felices por la belleza del lugar. Estella estaba encantada viendo como su pequeño de cuatro años corría era feliz en el castillo, cuando la mano de un hombre de cabello gris le tocó el hombro.

—Y estás aquí, ¿Cómo ha ido tu día?

—Estoy desesperado por que mi esposa no ha ido a visitarme en estos días a mi despacho.

—Sabes muy bien que cada vez que voy no salgo por un buen rato— dijo esto con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

—Lo sé y por eso quiere que vayas todos los días— le dijo tomando su nuca para levantar su rostro y poder tomar sus labios con un hambre voraz, tal lobo de un cuento.

—Suficiente, ah, ah, el niño puede venir en cualquier momento

Henry levantó su mirada y vio como el pequeño se acercaba cada vez más al bosque—No te preocupes está muy entretenido.

—Esposo, sabes, siempre que querido preguntarte algo ¿Por qué yo?

—Ja, ¿Aún no lo sabes Estella, después de todo este tiempo? Ja, ja, ja — ella le dio una mirada intensa haciendo que no evitara responder— Esta bien, Sabes que soy tu tío, bueno, tu madre cuando estuvo embarazada de ti nos vino a visitar, y el olor que desprendía desde su vientre, me hizo darme cuenta que esa persona era la destina para mí, por eso esperé a que crecieras y aullaba cada noche llamándote, además en nuestra familia la capacidad de ser un lobo solo es heredada de varón a varón, ese es motivo por el que me tuvieron mucho tiempo después de mi hermana, no podían dejar que nuestro linaje desapareciera...

Y antes de que pudieran agregar algo más, el pequeño Alejandro, llegó corriendo con una noticia

—¡Mamá! ¡Papá! Un bebé, hay un bebé en el bosque.

Inmediatamente el Rey y la Reina fueron a ver, y en una pequeña canasta estaba una linda bebé, con un cabello rubio y con unos lindos ojos azules, había una nota.

«Espero que alguien bueno la encuentre, la bebe se llama Beatriz, cuídenla y que tenga la vida que nunca va a poder tener conmigo».

—Qué horror, pobre creatura, Henry por favor podemos tenerla y criarla como nuestra hija ¿Sí?

El Rey miro a su esposa y aunque quisiera nunca le puede negar nada solo asintió con la cabeza, ella de inmediato le dio un beso por aceptar su decisión.

—Mira Alejandro, esta pequeña será tu hermana, ¿No es linda?

—Mmm, no sé si es linda, pero su olor me gusta

Ramsés vio fijamente a su pequeño hijo, esas fueron las mismas palabras que usó de niño cuando olió a su esposa en el vientre de su hermana. Y con una sonrisa pícara se llevó a su familia dentro del castillo.

Y lo que pasará con Beatriz y Alejandro, esa, ya es otra historia.

FIN

Luna NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora