Twisted intentions

Capítulo 1.

Tristan.

Giovanni y Enzo estaban sentados a mi lado. Bianca recogía algunas rosas del jardín con ayuda de Gemma; era mi rutina en sábado, una que se vería medianamente afectada de alguna manera dentro de algunos días.

—¿Entonces? ¿Es cierto?.

La voz ronca de Giovanni me distrajo de mis pensamientos. La pregunta era clara, sabía exactamente lo que me estaba preguntando mientras su ceño se fruncía y sus manos viajaban al cenicero.

—¿Qué?.—pregunté a pesar de todo.

Enzo se acomodó en el asiento y giró los ojos hacia mi intento fallido de fingir inocencia.

—¿No pudo casarse conmigo?.—se llevó un vaso de ron a sus labios.—Digo, solo le llevo dos años y también soy parte de esta familia, sería paz de todas formas.

Giovanni repiqueteo sus dedos sobre la mesa mientras analizaba la situación.

—¿Recuerdas lo que le dije a Nikolai la última vez que lo vi?.—asentí.—No creo que los Ivanov hagan esto simplemente por paz.—murmuró Giovanni.

—Y por eso eres el actual consigliere, aprendiste bastante bien de tu padre.—Giovanni y yo habíamos sustituido los puestos de nuestros padres hace una semana.—Sé que hay algo detrás de ese pedido, pero no es como que quiera rehusarme.

Enzo alzó una ceja.

—¿Te gusta ella?.

Era consiente del flechazo que mi hermano tenía con la menor de los Ivanov, pero en este mundo no podíamos vivir de amor, me iba a reservar el deseo sexual que sentía cada vez que observaba la figura de Saraisi contonearse en cualquier lado, eso no era amor, pero lo suyo con ella tampoco; lo aprendería con el tiempo.

—Es un matrimonio arreglado.—me encogí de hombros restándole importancia.—No es algo que ni ella, ni yo podamos evitar.

—Además tu padre sugirió que se casara contigo.—agregó Giovanni echando sal a esa herida.—Ellos no aceptaron.

Enzo se recostó en la silla derrotado y observando hacia Bianca y Gemma.

—Pero ya tienes a Gemma.—siseó.

—Podría decir que te la regalaría, pero debes encontrar la tuya.

—¿Quieres decir que engañarás a Saraisi con Gemma?

Me encogí de hombros, Enzo era demasiado soñador para pertenecer a este mundo, a su edad ya yo sabía perfectamente que aquí no se podía confiar en absolutamente nadie.

Giovanni negó con la cabeza mientras observaba a su adorable esposa.

—Yo también pensaba en engañar a Bianca antes de estar con ella.

—Que es mi hermana gilipollas.—rugí mientras golpeaba su hombro.

—Soy un hombre.—me observo demándate.—Hice lo mismo que haces ahora, pero una vez estuve con ella no me apetecía ver a nadie más; era extraña, misteriosa y diferente a todo lo que había visto. Lo entenderás una vez te cases.