¿Crees en lo Sobrenatural.?

Ojo De Águila.

El águila puede enfocar su mirada a muchos metros de distancia. Vigilar minuciosamente a su presa por muy lejos que esté sin ser detectada. Cuando la presa baje su guardia el gran ave se abalanzará sobre su víctima con una destreza y precisión increíble. Sea un ratón o una oveja le llevará a dar un paseo por las alturas hasta provocarle la muerte, ya sea con sus propias garras o dejando a su víctima a su suerte en el cielo.

Era un pequeño niño, me gustaba pasar el día jugando con mi mascota o con mis primos... Pero después de cierta edad me aislé en un mundo de juegos online. Apartándome de mi familia y amigos. Muchos de los juegos que jugué eran de fantasía o medievales. Mi roll en ellos siempre fue la de una criatura no existencial en mi mundo, lo cuál me encantaba, verme a mi mismo con otro tipo de características inexistentes realmente.

Como pasé la mayor parte de mi infancia solo frente a una computadora me aísle de todo el mundo, cuando me despegué un poco de esta ya no tenía a nadie. Volvía a estar solo, pero con otros intereses. Ya tenía catorce de edad y para esa navidad mis padres me obsequiaron un bajo eléctrico.

Ese año me cambié de escuela, y como tenía un instrumento había optado por integrarme al taller de música, donde nuevamente comenzaría con una nueva vida, una nueva rutina, algo que cambiaría mis días.

Me encantaba practicar y sacar todo tipo de canciones, pasaba una parte del día dedicándome a eso, mi habitación era bastante amplia, porque mis padres tuvieron muchos hijos, entonces no había espacio en las habitaciones de la planta baja, así que me fui al segundo piso de la casa que mi padre lo había construido pensando en hacer una sala para ver el fútbol o hacer pequeñas fiestas.

Cuando llegué a esa habitación a pesar de que había subido mi cama, mis veladores y mi armario aun escuchaba el eco que producía mi voz... estaba algo espacioso para mi y mis cosas. Tenía amplias murallas y eran muy altas. me llevé mi amplificador pequeño y mi bajo, una silla y la ponía frente a un muro donde mi padre tenía pensado poner una televisión. Pasa que nunca la puso así que era algo extenso y detrás mío estaba un juego de luces con forma de candelabro muy bonito y conservador.

Al momento de tocar encendía las luces y me sentaba frente al muro, podía ver mi sombra proyectada en el muro, no se veía nada más ya que como dije antes, estaba completamente vacía esa habitación.

Pasaban los meses e iba conociendo gente con otro tipo de gustos en unos estilos de música mas oscuros, esto me llevaba a tener otro tipo de tendencias y apreciaba ya estilos musicales que antes por ningún motivo se me pasaron por la mente escuchar.

Habían historias de bajistas que habían vendido su alma al diablo, otros que hacían asquerosidades en escenarios, otros que habían fallecido a la mitad de su gira y un montón de casos más que ya a mis diecinueve de edad he olvidado. Pero nunca olvidaré lo que vi en el muro. 

Una noche me propuse tocar una melodía algo rara,  psicodélica y muy triste, me salía muy mal pero cada noche a la misma hora la practicaba antes de irme a dormir. 

Conforme los meses pasaron iba progresando en el instrumento, también iba dando presentaciones básicas en la escuela y otros escenarios. Pero aún continuaba practicando esa melodía. 

Después de haber transcurrido ya casi un año con mi instrumento me sentía capaz de realizar varias técnicas en una categoría avanzada, no profesional, pero sí más dignas y con mayor capacidad motriz que las simples técnicas primarias. Fue ahí cuando una de las noches que practicaba ya podía tocar la melodía inclusive sin mirar mis dedos, fue entonces cuando presté atención al muro donde se reflejaba mi sombra, la de mi instrumento y la silla... Me quedé sin palabras después de ver a algo de pequeña estatura correr de un extremo a otro por detrás de donde estaba sentado yo. Dejé caer mi instrumento y volteé, a la vez el amplificador hizo un ruido desagradable producto del golpe.

No había nada.

¿Qué fueron esas sombras?

No me lo podía creer. Esa noche dormí poco, pero debo admitir que fue bastante incomodo sentirse observado.