Han pasado dos meses desde mi llegada a Shelbyville y nunca me acostumbraré a su ambiente turbio y pesado. Con su apariencia tan perfecta y en orden que te parece surreal y vacía.
Como si cada persona que habitara en él tuviera algo que esconder, como si su nombre en sí fuera un total misterio, y eso inevitablemente me ponía incómoda.
Lo único a lo que sí podría acostumbrarme era al estilo londinense y ochentoso de sus calles llenas de autos viejos y a las ricas malteadas de chocolate de la única cafetería que había en todo el pueblo.
La campana de la puerta sonó cuando Ethan Coen entró a Susan's Bakery.
Lo segundo más malo de vivir en un pueblo es que todas las personas que habitan en ella se saben hasta el nombre de tu mascota.
— El pequeño prodigio de Shelbyville —lo elogió el viejo Bob una vez llegado al mostrador. Ethan Coen era hijo del alcalde James Coen, quien había decidido seguir los pasos de su padre y había ganado dos financiamientos para los moteles y hostelería de Shelbyville. Así que en pocas palabras, era un ícono de su comunidad.
— No soy ningún prodigio señor Bob, solo me debo a mi pueblo —reí incrédula asqueada de haber escuchado aquella tonta respuesta, la misma que repetían sus padres sin parar. No me comía el cuento de que su familia realmente se desviviera por su pueblo, ningún político lo hacía. Bob e Ethan se giraron a verme al percatarse de mi expresión.
— ¿Y tú quién eres? —exclamó Bob de manera hostil. Todas las tardes después de salir de la preparatoria iba a Susan's Bakery sin falta y aún así el odioso Bob no me reconocía.
— Es Mel Cooper —respondió Ethan por mí. Y por supuesto que Ethan Coen sabía quién era yo, aunque yo quería olvidar quién era Ethan. Sería hipócrita de su parte si hubiera olvidado a la chica con la que había engañado a su novia unas semanas atrás.
— Melville Cooper para ti —contesté con fastidio tomando mis cosas y levantándome de mi asiento. Pagué a Bob y salí de aquella cafetería rogando que Ethan Coen no se apareciera más en mi camino.
Pero Shelbyville no era precisamente una fuente de conceder deseos, por lo que no me sorprendí cuando sentí los pasos de Ethan a mis espaldas.
— Melville debemos hablar.
— Te equivocas, no tengo nada que hablar contigo Coen —respondí acelerando el paso.
— Sí tenemos y lo sabes —se plantó frente a mi evitándome continuar—. Mira, Wendy y yo nos conocemos desde niños, su familia y la mía siempre ha tratado de casarnos desde mucho antes de nacer, quiero mucho a Wendy y al principio se sentía bien estar con ella pero nunca decidimos tener algo oficial —cada una de sus palabras me parecía absurda.
— Entonces... Debo sentirme bien de que me hayas usado para engañar a la chica con la que has estado toda tu vida solo porque ya no quieres estar con ella y no tienen algo oficial —concluí vacilante— vaya, pues gracias ahora me siento mucho mejor —lo aparté sin hacer mucho esfuerzo y me subí a mi bicicleta morada dejándolo solo en aquel lugar.
* Dos semanas antes *
— Esta es la manera perfecta para que hagas amigos —saltó desde mi cama emocionada.
— No me interesa hacer amigos —dije sin ganas.
— Vamos Mel, en el pueblo apenas y saben que existes —la apoyó Rossy moviendo mis hombros sin parar.
—Y preferiría que siguiera siendo así —me levanté de mi banquito color negro quitando sus manos de mis hombros— mientras menos personas sepan que existo, menos personas me molestarán.
— Vale, entonces no lo veas como si salieras a hacer amigos, irás a acompañar a las únicas amigas que tienes —arqueè las cejas intentando descifrar si eso debía motivarme.
— Toc toc —se anunció mi madre apareciendo con una bandeja de galletas de chispas de chocolate, le encantaba consentir a Rossy y a Megan.
— Mamá no hace falta que digas "Toc, Toc" si tocas la puerta —dije irritada.
— Vale, lo siento —se disculpó, haciéndome sentir mal por haberme irritado por algo tan tonto— ¿Irán al Festival de las orquídeas? —preguntó entusiasmada. Mi madre creía que debía pasar por la experiencia de vivir en un lindo y acogedor pueblo, que debía acercarme más a la naturaleza y despojarme de la vida suburbana, pero sabía que lo hacía porque ya no soportaba verme llorar en la cama de mi padre hasta quedarme dormida y quería que tuviera otras cosas en qué pensar.
Estoy segura de que mi padre hubiera odiado este pueblo.
Ni siquiera había un cine o un centro comercial al que ir. No había pasatiempos aquí.
— Sí, Megan y Rossy están ayudándome a escoger qué ponerme —las chicas me miraron sorprendidas ante mi respuesta. Quizás podía ser muy obstinada y aquel pueblo me estresaba, pero no quería ser un problema más para mí madre cuando ella se esmeraba tanto por mí.
Ahora si me lo preguntas, creo que debí haberme quedado en casa.
--------------------------------------------------------
Holi, bienvenidos todos a Shelbyville, historia que comenzó como un reto entre mis amigas y yo, y que estoy aprovechando para darle rienda suelta a cada una de las ideas en mi cabeza.
Quería presentarles a Melville que junto con Shelbyville son las protagonistas de esta historia.
Creo que los capítulos no serán muy largos, eso lo irá decidiendo mi inspiración.
Espero que decidan embarcarse en esta aventura situada en este pequeño pueblo que tiene muchos secretos que ocultar, sin más nada que decir, espero que disfruten esta historia y tenganme paciencia que no soy experta.
Chau ××