Me siento en el rincón junto a ti,
en donde me abraza tu intensa ternura.
Me encantaría que me mirases así,
Con los ojos clavados en tu mandíbula profunda.
Si por tenerte de esta manera,
tan serena y pura ante mi,
tuviera que sufrir,
alegre aceptaría mi pena.
Tus rosadas mejillas,
que dichosa es mi agonía.