Capítulo 39

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No tenía que ser atrapada espiando. Así que Nina se puso rígida por un momento, pero se tranquilizó cuando se dio cuenta de que la criada se había movido en la dirección contraria.

Nina dobló la esquina de inmediato y se encontró con la maestra Rima a propósito.

—.......! — Al ver que Nina apareció repentinamente desde la esquina, Rima pareció un poco sorprendida.

Nina miró con mucha naturalidad a Rima e inclinó la cabeza con cortesía.

Rima, que enseña a Shuelina, y Nina, quien era su criada directa, ya se conocían.

—Buenas tardes, profesora.

—...Si, hola. ¿Has escuchado algo mientras vas de camino a ver a la princesa? —Rima miró un momento a Nina mientras la saludaba. Quería preguntarle si la había oído, pero parecía que apenas la había escuchado.

—Sí. Parecía que estaban hablando sobre la señorita que se enojó esta mañana...

—¿Has oído eso? —Los ojos de Rima se agudizaron. De hecho, estaba siendo cautelosa porque había sido sorprendida por la doncella directa de la princesa mientras mantenía una conversación sobre la princesa en la residencia del gran duque.

—Oh, me pareció escuchar la palabra "pijama" y "princesa" de camino aquí.

Estaba claro que se preguntaba que estaba pensando Nina, porque habló en voz baja sin cambiar su expresión.

—La princesa tiene una clase más tarde, ¿verdad? Será mejor que tengas cuidado, por qué yo...

—¡Ah...! Entonces me pondré en camino ahora mismo. Ella odia que llegue tarde. —Dijo Nina, y se alejó rápidamente con una expresión débil, como si estuviera cansada de Shuelina.

[Nota: Denle un Oscar a Nina, plis xd]

* * *

—¡Señorita...!

Mientras balanceaba los pies y montaba en el columpio, Nina se apresuró hasta llegar a mí.

—Señorita, ¿no tiene frío? Cúbrase con esta manta. ¿Cuánto tiempo planea quedarse aquí afuera? Aún estamos en pleno invierno. —Nina extendió la manta sobre mí con expresión de preocupación.

Llevaba un abrigo muy grueso, por lo que no tenía tanto frío, pero me dejé cubrir con la manta porque fue y la trajo para mí de todos modos.

Me abracé a la manta y suspiré largamente.

—Bueno, señorita. ¿Estuvo molesta todo el día porque su pijama se ha roto?

—No estoy molesta.

—Entonces, ¿Por qué tiene las mejillas tan hinchadas?

Ante las palabras de Nina, me toqué las mejillas torpemente. ¿A qué te refieres con que están hinchadas? Están bien.

—Se ha quedado en el jardín todo el día... Si me permite, puedo quitar el lazo antiguo de su pijama y reemplazarlo por uno nuevo...—dijo Nina, arrodillándose a la altura de mis ojos mientras el sonido de su respiración era de insatisfacción.

<Está tratando de ser paciente.>

Intenté disimularlo de alguna manera pensado que no era un motivo para estar molesta. Pero supongo que estaba más enojada de lo que creía. El esfuerzo se vio eclipsado.

De alguna manera, no quiero comer y solo quiero estar afuera.

—¿Cómo lo has sabido? —pregunté.

—Lo escuché de la criada de la lavandería en el pasillo.

—¿Soy una niña mala?

—¿Qué quiere decir?

Nadie me quiere a excepción de los villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora